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Poco a poco cada uno de las personas que fueron reclutadas para ir al espacio fueron llegando. Son diez tripulante, o eso esa es la cantidad de personas que deben estar allí.
Ryuu y _____ fueron los primeros en llegar, el chico con un traje Rojo y la chica en un traje Verde. Los demás fueron llegando pero los orbes de la fémina estaban fijos en una pequeña chica, parecía estar nerviosa, tal vez era su primera misión fuera del planeta madre.
Los tripulantes tenían que ir a la nave, hacer las misiones para llegar a salvos a x planeta y ahora hacer misiones en la base que allí estaría, ya después los jóvenes se encargarían de las misiones del planeta.
Pero, aquella chica peliazul parecía ser nueva, la del traje verde se acercó a ella a paso rápido y llena de energía, toda ella aceleraba el corazón de la chica. La chica del traje Morado noto cómo la contraria se acercaba a ella y sonrojada miró el piso aún sosteniendo entre sus manos aquel casco. Estaba nerviosa.
—¡Hey! Mi nombre es ____—se presentó la peli___ con un muy leve sonrojó en sus mejillas
—U-un gustó... Me llamo Hinata—respondio la menor sin mirarle, estaba nerviosa y muy sonrojada
La oji___ era muy atractiva para los ojos de la pobre chica que ya no sabía que hacer con su alma, y que estaba a nada de morir de un colapso nervioso al ser abrazada por la mayor.
—¡Es tan tierna!—grito sin vergüenza alguna haciendo sonrojar mucho más a la pequeña Hinata
—Basta Verde, la pones nerviosa—la chica de traje negro fue la que separó a la mayor de la pobre chica—Es su primera vez haciendo ésto, no la pongas incómoda
—Jaja lo olvidé—la peli___ rasco un poco su nuca—No era mi intención ponerte incomoda, Hina-Chan
—N-no hay p-problema—respondio ella ahora un poco más tranquila
—¡Bien!—grito Rojo llamado la atención de todos—Ya estamos todos aquí, así que ya nos iremos. Por favor pónganse su casco
Todos obedecieron la orden y la peliazul no pudo evitar soltar una risita al ver cómo la parte superior del casco de la oji___ tenía una pequeña plantita cómo adornó, se veía tierna.
—Bien, hora de irse—el Rojo se acercó al botón que los teletransportaria a la nave en cuestión—Cuidado que ésto marea
Estaba apunto de apretar el botón tan llamativo, pero los altavoces que se encontraban en aquel espacio emitió un pequeño sonido y después de eso, la voz del líder mayor sonó por toda la habitación.
