Capitulo 19

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Sentir esas dulces caricias temprano en la mañana deja como consecuencia actos delictivos que pueden afectar la cordura de cualquier mujer, esos susurros acompañados de suaves toques recorriendo tus muslos, los glúteos, la parte baja de la espalda subiendo como delicados pasos por tu columna hasta terminar con ligeros mordiscos en las orejas.

Esos pequeños detalles que me vuelven loca haciendo explotar en mi, millones de emociones, despertando a la fiera que hay dentro, giro encontrando los ojos café más hermosos, con esa mirada penetrante cargada de deseos, como un tigre loco por devorar a la mejor presa.

Sonrió ante su petición mirando sus carnosos labios que muerde con suavidad dejando a mi ligera imaginación lo que quiere, el deseo crece al pillarlo mirando mis senos... se acerca peligrosamente poniendo alerta todos mis sentidos, dejando que mi mente vuele hasta quedar totalmente vacía al sentir sus húmedos labios recorriendo mi cuello, dejando pequeños mordiscos trazando un camino que pasa entre el valle de dos redondas y abultadas montañas.

Con sus dedos juega con mi pezón izquierdo, con su boca lame el pezón derecho, acoplándose a una rutina deliciosa. Muerde, chupa, succiona, lame, masajea con su mano libre, todo al mismo tiempo provocando fuegos artificiales en mí interior. Desesperada por la excitación, trato de levantar mi pelvis para sentir, lo tan anhelado de su virilidad.

Se detiene, dejando las sensaciones de sus carisias tomando mis bazos ejerciendo presión sobre mi cabeza y con su otra mano libre sujeta mis caderas acomodándose sobre mí, ahora si puedo sentir como crece, excitándome, provocando el deseo de moverme para sentirlo más...Lo bueno de dormir desnudos, es que no hay necesidad de desperdiciar el tiempo quitando trozos de tela.

Separa mis piernas con brusquedad, el sabe que ya estoy lista para recibirlos, con gusto y como él se lo merece. De una estocada penetra hasta el fondo, hundiéndose entre mis gemidos y el poco dolor que provoco la embestida. Con suaves y ligeros movimientos marca el ritmo acompañado de besos y carisias que aumentan mas la excitación entre los dos, esa corriente que recorre la columna da inicio a esa sensación familiar de que pronto llegare a mi liberación.

-oh! No nena, aun tengo planes para ti –susurra dando en el clavo perfecto para que sienta como se abre paso el orgasmo...

-Ana – se escucha de fondo –Ana...- miro a Oscar que sonríe ente mí con su particular sonrisa que me mata –Ana Esther, por Cristo, despierta...

Siento las sacudidas y abro los ojos de repente. Miro a Estela con su cara de burla y reviso la habitación. No jodan, fue un sueño, un puto sueño, respiro hondo para poder tranquilizar mi corazón, joder, que real se sintió eso.

-cuando logreas despertar por completo, por favor lava mis sabanas –dice con burla cerrando la puerta.

Extrañada me retiro las sabanas que cubren mi cuerpo y si, efectivamente están mojadas, rayos, mi primer sueño húmedo y con Oscar –claro tonta, con quien más querías el sueño –reprende la putita dentro de mi –estas a falta de una buena cojida del macho que te espera en casa.

oh señor, hace unas semanas que no veo a Oscar... es imposible, no puedo estar en tal circunstancia, aun que me acostumbre a tener a mi marido casi todas las noches -necesitamos a nuestro hombre- dice la putita dentro de mi - tenemos que irnos ya!!

Como dije antes, mi madre y yo tenemos casi un mes con Estela, mi madre no ha querido dejarla sola luego de que tuviera una pequeña caída en el jardín, dice que a estas alturas del embarazo todo es mas riesgoso y que ella necesita de cuidados. Yo creo que es el instinto materno y el deseo que ella tiene de cuidarme a mi cuando quede embarazada o el deseo que no pudo realizar con el embarazo de Zoé, pero como yo aun no estoy preparada para los niños y Zoé no compartió esa etapa con ella, mi madre se siente en la obligación de cuidarla.

Nosotros {N.3}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora