1

808 42 11
                                    

Primera parte
[El chico de ojos cansados]

—Me encuentro abordando el avión— anunció Ana a su receptor por llamada telefónica mientras terminaba de entregar su equipaje, se disponía a cruzar en dirección al plantel de abordaje únicamente con su bolsa de mano
—llegaré a través del aeropuerto internacional de Gimpo, estaré en Seúl para el amanecer—
Añadió echando un ojo a su reloj de muñeca con la intención de poder tomar su tiempo de vuelo, sería un viaje de aproximadamente cuatro horas sin escalas.

—Me alegra que estes en camino, no sabes lo feliz que me hace poder verte en persona a solo cuestión de horas— la voz de Ray se escuchaba eufórica y ansiosa, pero sin perder aquel toque de calma que le caracterizaba.
—lastimosamente no podré ir a buscarte al aeropuerto, pero un chofer estará ahí para recogerte, mientras tanto yo estaré en tu nuevo punto de residencia listo para recibirte—

—Yo también estoy entusiasmada por verte...— murmuró ligeramente la de tez morena.

Un suave brillo adornaba sus ojos cafés con solo escuchar la voz de su contrario al teléfono, el simple impulso de imaginar que estarían frente a frente en cualquier momento le causaba un nudo en la garganta, sintiendo como su pecho apretaba cada vez más.
El último llamado de abordaje para su vuelo le devolvió los pies a la tierra, empezando a ver cómo los demás pasajeros le hacían a un lado para poder ingresar al avión.

—ya debo colgar Ray..., no podremos contactarnos durante el vuelo pero prometo llamarte tan pronto este sobre suelo coreano—

—estaré esperando esa llamada, buena suerte—

Tras aquella transmisión de buenos sentimientos una suave sonrisa se formó en sus labios, colgando a los pocos segundos.

Sin perder más tiempo Ana se dispuso a abordar y buscar su asiento, este se encontraba en la segunda fila junto a la ventana del lado izquierdo del avión. Era su primera vez en el aire pero no sentía ningún tipo de nervios, tampoco sufría vértigo por lo que ella misma sentía que todo estaría bien aunque estuviera a cinco metros de altura. Junto a ella se sentaba una mujer de aspecto mayor (cuál supuso tendría unos 60 años), a la cual simplemente sonrió y saludó como acto de cortesía, pues seguido de ello llevó su vista a la ventana y no cruzaron palabras por el resto del viaje.

Aún con el transcurso de las horas ana no paraba de pensar en su encuentro, que, aunque fuese con fines educativos y de negocios le causaba gran intriga, lo poco que sabía de su anfitrión había sido suficiente como para picar su curiosidad y hacerle acceder a tal travesía, tenia tan poco conocimiento sobre ray, su "organización", el lugar donde se encontraba, y un sin número de cosas mas que, harían que cualquiera en sus zapatos se tachara de loco a sí mismo; Viajar a un país desconocido solo para encontrarse con un extraño que alborotaba su corazón, claro que había tomado sus precauciones, pero a ojos de cualquier otro aquella situación era todo menos normal. Aunque no la estaban secuestrando, todo era por decisión propia.

Según la poca información que le había suministrado ray, la localidad a la que se dirigía quedaba ubicada en las montañas de Corea del Sur, razón por la cual ella había realizado una pequeña investigación, buscó información de unas cuantas montañas, tales como hallasan, jirisan, el monte namsan, entre otras. Sitios donde pudiesen levantarse empresas, instituciones o pequeños departamentos para residencia humana, pero todo terminaba siendo solo flora y fauna, plana y rocosa, sin ningún tipo de habitante, causándole una que otra incógnita que ignoró sin más, pues tenía gran confianza en ray.

Ana se había quedado dormida la mayor parte del viaje, siendo despertada por los rayos de sol que atravesaban la ventanilla a su costado tras empezar a sobrevolar cielo coreano. Desde ella podía ver cierta parte del país, pequeñas casas, algunos edificios, muchos bosques. Fue solo cuestión de tiempo hasta aterrizar y salir en orden; tras haber bajado del avión un fuerte sentimiento de pánico y ansiedad la invadió, sus piernas temblaron, su respiración se aceleró, y su corazón empezó a latir con fuerza, tanto así que se dirigió al baño más cercano con la intención de lavarse el rostro con agua fría. Sus emociones le habían jugado en contra de forma rápida y fatal, generando un gran malestar en su interior.

Meant to be your's [MM Fanfiction]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora