Mi Luz✔ [TM#2] TERMINADA SIN EDITAR

19🌻

Sabrina Harrison.

Todo parecía una pesadilla, pero no lo era.

Recosté mi cuerpo en la pared, el no estaba muerto.

Mason, estaba vivo.

Si tal vez hubiera aparecido cinco meses atrás lo hubiera recibido con felicidad y brazos abiertos, pero ahora no era el caso.

Este era el loco que me acosaba.

Sentí mi labio temblar, no sabía a donde me había traído, pero desde que habíamos llegado el no paraba de..

Había vuelto a abusar de mi, una tras otra vez.

Me acurruqué abrazando mis piernas, sentía aún sus manos en mi piel, escuchaba aún sus jadeos en mi oreja, estaba más sucia.

La puerta se abrió, dejando ver a Mason de pie en la entrada. Temblé de miedo, no más.

-Ven princesa-habló neutro-

Solté un sollozo, no podía, mi cuerpo estaba congelado.

Dio un paso dentro y temblé aún más.

-Ven aquí princesa-repasó cada palabra lentamente-

Con mi corazón a punto de salir me puse de pie, pero no pude dar ni un solo paso.

Soltó una risa que hizo que mi corazón latiera aún más rápido si eso era posible.

Caminó hasta donde yo estaba y me tomó del cuello pegando mi cuerpo a la pared de un solo golpe.

Cerré los ojos por el impacto, sentí su aliento en mi cuello y apreté mis puños.

Las lágrimas ya eran dueñas de mi rostro.

- No me extrañastes ¿mmm?-susurró antes de pegar con brusquesidad sus labios en mi piel-

Me tragué los lamentos que deseaban escapar de mi boca, sabía que si llegaba a escucharlos no se inmutaria en poner sus manos en mi, de eso mi ojo izquierdo estaba seguro.

Se separó y me tomó de la mano llevándola a su pantalón.

-No venía a buscarte para esto y mira nada más lo que provocaste-movía su mano de arriba a abajo haciendo que la mía hiciera lo mismo por encima de su pantalón-

Aparté mi mano, me volteó a ver y negó con la cabeza.

-Cuando yo quiera harás lo que yo quiera-apretó mi cuello-

Traté de apartar su mano, la presión que hacia me estaba dejando sin aire.

-Pero bueno, no estoy aquí para eso-volvió hablar apartandose-

Me volvió a tomar de la mano y me arrastró tras él, mientras yo trataba de tomar aire.

Salimos de donde me tenía, sólo era un largo pasillo con puertas, al final había una y supuse que era la de salida, por la luz que entraba por la rendija de abajo.

Abrió una a un costado e hizo que entrará a ella. En esta había dos sillas en el centro frente a frente y nada más.

-Toma asiento-dijo por atrás de mi-

Hice lo que me dijo, mientras estuviera lejos de él haría lo que fuera.

Me senté y el hizo lo mismo.

Guardé silencio, no tenía nada que decir y no quería entablar una conversación con un ser tan despreciable como él.

-Princesa ¿es que ya no me amas?-preguntó inocente-