VI

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Capítulo VI: Una sonrisa

' -Se me pasa... cuando sonríes se me pasa...

- El que?

- La vida... las penas... todo...'

De-Amor-Y-Otros-Poemas

___

- ... - El silencio se apodero de aquella reunión incomoda de padre e hija, ninguno hablaba, o siquiera se miraban, ambos estaban concentrados en cosas distintas, el padre en que le quería decir esa voz, y la hija intentando sobrevivir.

Por otro lado un ojirubí que usaba invisibilidad para no ser notado estaba al lado de la rubia mientras le daba apoyo mentalmente, la ojiazul sabía que su amigo estaba presente, pero el no podría hacer nada contra el emperador, o eso cree ella.

- No pensé que esta reunión iba a ser tan tranquila - comento burlón mientras se apoyaba en el respaldo de su sillón, la princesa solo se tensó mas - no hablas? no pensé que tuviera una hija muda - habló nuevamente, su voz sonaba algo venenosa y hasta se podría decir frívola, la rubia hasta se imagino un gran dragón dorado en lugar de su padre.

- P-Puedes decirme Athy - tartamudeo mientras apretaba su falda incomoda y sonreía forzadamente, aunque salió una mueca mal hecha.

- Mh - fue lo único que salió de su boca para que el silencio los envolviera nuevamente

"dios por favor no me dejes sola que aún quiero vivir" pensó la rubia asustada y nerviosa mientras en su mente estaba llorando por su mala suerte.

Lucas por otro lado rodo los ojos, para esto llamo a Athanasia? si quería insultar a alguien que vaya con Roger, Rosalía o esa cosa mal hecha, o aún mejor, que vaya a un espejo y se desquite con el mismo, por que su amiga debería ser su juguete de desquite? 

-P-Papá? - murmuro lo suficientemente alto como para que tanto Claude como Lucas la miraran, la de hebras amarillas rogo por no estar apostando a la muerte -Papá! - exclamó, no sonrió, pero sus ojos mostraban vida y alegría, sin duda le ganaría a cualquier sonrisa. El rubio la miro indiferente, aunque por dentro sintió un poco de calidez.

- Suficiente, retírate - ordenó, la de orbes gemas suspiro aliviado y salto del sillón donde estaba sentada para hacer una reverencia

- Gloria y bendiciones al sol de Obelia - se despidió para irse acompañada de un mago invisible.

Al salir la rubia caminó rápidamente hacía rubí palace nerviosa de que Claude la mande a matar, ya que si hiciera eso no le sorprendería en absoluto. 

- Lucas? estas ahí? - pregunto nerviosa, el mago apareció al lado de ella

- Me llamaste? 

- No te hagas, se que estabas escuchando - bufó molesta - que parte de 'no me acompañes' no entendiste? - pregunto mientras lo fulminaba con la mirada

- De entender, entendí, de querer obedecer es otra cosa... - respondió divertido - a propósito jamás vi tantas emociones en tu cara muerta hasta hoy he? - comentó curioso - el es... la causa de que tus emociones... ya sabes... se 'durmieran'? - pregunto intentando ser lo mas delicado posible, la princesa paro y lo miro algo triste, una emoción que hasta ahora jamás había visto

- N-No en su totalidad, el solo fue la gota que derramo el vaso... fueron muchas cosas la que me hicieron ser así, el no es toda la razón, pero en parte, si. - contestó intentando parecer indiferente, pero eso jamás funciono ni funcionaría con el de orbes rojos que a pesar que se conocían desde hace un mes como mucho ya la conocía bastante bien

- ... - se quedaron callados, al llegar al rubí Lily no los recibió ya que tuvo que irse a comprar algunas cosas, por lo que fueron a la habitación de la de ojos imperiales para que ella pudiera acostarse en su cama y el mago tomara un libre cualquiera y se dispusiera a leer.

Pero en realidad Lucas no quería leer, su curiosidad lo mataba, quería saber que hizo que terminara así.

- Me contaras que hizo que llegaras así? - pregunto de repente. La fémina no respondió, no quería, pero era su mejor y único amigo, no quería que pensara que no le tenía confianza cuando tenía mas confianza en el que en cualquier otra persona aparte de Lily

- Bueno, creo que empezó cuando cumplí cuatro, para ese entonces todavía no conocía a la nobleza, pero si conocía a las antiguas mucamas del rubí... ellas... ugh... ellas si que eran de lo peor, se creían que eran superiores solo por que no era favorecida, apuesto a que si hubiera sido favorecida me andarían adulando... hipócritas - explicaba enfadada, sus ojos seguían muertos, pero se notaba que estaba enfadada - era solo una niña, esas mucamas se robaban todo lo que veían con la estúpida excusa de 'nos pagan poco y nosotras estamos cuidando a la hija de una ramera' o 'ni siquiera tenemos sueldo, que culpa tenemos de robarte si tu padre no nos da dinero?' si cuidar se referían a encerrarme en mi cuarto y a penas dejarme comer con la excusa de 'si comes mucho engordaras y nadie te querrá así' bueno, felicidades, me han cuidado espléndidamente - su voz estaba cargada de veneno y sarcasmo, parecía que Athanasia se había olvidado completamente de Lucas, quien estaba mirándola sorprendida - Pero bueno, tal vez tenían razón, al final del día a mayoría de los hombres les gusta el exterior y muy poco el interior. En fin, hasta mis seis años no salí mucho de mi habitación, y ni se diga de salir al exterior, no, eso parecía prohibido para mi... un día conseguí escapar de mi habitación e irme al patio, pero como no había comido mucho en esos días estaba débil y me desmaye a penas pude salir del rubí, no se si fue un golpe de suerte pero el guardia de papá justo pasaba por ahí y al verme urgentemente me llevo con un doctor, le dije inocentemente lo que me hacían las mucamas pensando que estaba bien, pero Félix enfurecido le reclamo a papá, el solamente despidió a todas las mucamas y les dio un castigo imperial para contratar a nuevas mucamas y subir el sueldo para que no vuelva a suceder. Las nuevas mucamas eran amables y todo, entre ellas estaban Seth, Hanna y Lily, quienes habían venido por cuenta propia. En fin, digamos que me recupere de esos dos años de sufrimiento, aunque tengo secuelas, soy claustrofóbica y le temo un poco a la oscuridad, pero solo un poco por suerte. Luego a mis ocho empecé a conocer de a poco a los nobles, que al ver que papá me daba joyas, ropa y demás pensaron que era favorecida, claro que ese pensamiento no duro ya que se dieron cuenta que mi padre no me quería, solo me daba riquezas y nada mas, pero aún así dinero es dinero, por lo que mandaron a sus hijos a cortejarme y así obtener el trono. Yo los rechazaba de la manera mas cortes posible, pero ellos inventaban rumores falsos acerca de que era fría, malvada... bueno, creo que te conoces esos rumores. La verdad que para ese momento ya había perdido mayoría de mis emociones, ya que sentía que estaba sola, que todos eran dobles caras, que solo me quería o por dinero o por ser una cara bonita, pensaba que todos estaban en mi contra, aunque eso es verdad. Un día encontré a papá en mis nueve, yo me acerque a saludarlo, el solo me insulto diciéndome que era una hija bastarda, una perra que le arrebato la vida de su amada... creo que eso fue lo que derramo el vaso... - sus ojos se empezaban a aguar - ugh, se  supone que lo había superado... - murmuro mientras lagrimas sin control empezaban a salir - l-lo siento... se supone que no tendría que llorar... 

Un abrazo la derribo. 

- Lucas? - susurro sorprendida, el mago la abrazo con fuerza, el no lloraba, pero sus ojos estaban solo un poco aguados

- Tranquila... ya paso... prometo no dejarte... lo prometo... no estas sola... estamos juntos en esto - murmuro mientras acariciaba su espalda, la rubia empezó a llorar.

- Gracias... - tenía mucho mas que decirle que un simple 'gracias' pero no sabía como decir lo agradecida que estaba de que haya aparecido en su vida - enserio muchas gracias - se separo del mago y por primera vez en mucho tiempo... en muchos años... sonrió, sonrió verdaderamente feliz, una sonrisa que era capaz de competir con el sol y ganar, una sonrisa increíblemente cálida, una sonrisa que era dirigida a el.

El ojicarmin se sonrojo solo un poco, y sonrió relajado para volverla a abrazar

- De nada...

Muñeca de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora