Mi Tesoro

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Lo siento, Astaroth. Siento haber entregado tu tesoro. Siento haber pensado que era madura. Algún día superarás esto, créeme, y siendo como somos, no habrá más arrepentimiento. Pero de momento, este es el dolor. Es el cuerpo ardiendo y la sangre queriendo escapar por cada poro. Es la incapacidad absoluta y el taladro psicológico (mira, este texto podría ir en una de tus historias)

A veces se hacen regalos a personas horribles. Ten cuidado con lo que regalas. Esto me recuerda a aquella escena de Titanic en el que el prometido de Rose se arrepiente de haberle dado la chaqueta, porque llevaba el diamante dentro.

Yo le di mi diamante. Dios, que gran diamante, que ahora quiero que vuelva a mi. Y como el de la película, acabó en el mar, porque al final, ella no lo tiene. Me gustaría tener todo el cuerpo abierto, me gustaría poder tener una cremallera en el corazón y sacarlo porque su existencia me está doliendo.

Me gustaría decir que se pasará, pero aunque lo haga, hay tantos dolores que tienen que sanar que ya no se encontrar donde está este. Está perdido. Os juro que estoy intentando encontrarlo para matarlo pero no puedo. 

Al final todo se redujo mi persiguiéndola en la carrera, y ella no bajaba el ritmo para dejarme alcanzarla, solo se paraba para gritarme con un megáfono en la distancia "te estás tardando". Y mis pies, jolín, están muy cansados.

Y yo me fui quitando la ropa porque me impedía correr más rápido pero eso solo provocó que el sol me quemara la piel. Y cuando me quejé porque consideré que el ritmo era inalcanzable solo escuché un "entonces abandona" como si mis quemaduras y mis pies cansados no estuvieran allí esperando a que alguien bajara la marcha de la jodida carrera, como si todo hubiera sido solo un calentamiento. 

Me va a costar curarme pero en fin. Lo siento Astaroth. Solo espera porque Prim no era ella, pero Prim va a llegar. 

QuejasWhere stories live. Discover now