Capítulo 1.~Edvard.

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−...Bueno, llega el momento de despedirse, de decir adiós a la preparatoria, a su hogar, llega el momento de empezar una nueva etapa, mirar e ir hacia delante, pero eso sí, sin olvidar el pasado, del cual la preparatoria ya está en él, y ahora espero que cuando les pregunten "¿de qué escuela vienes?", ustedes respondan "orgullosamente, de la preparatoria Dufferin St. Norwich". Un abrazo muy fuerte a todos y mi más cordial felicitación, graduados −.finaliza el director, un hombre calvo y de complexión media, como cualquier otro director del mundo.

Todos se quitan los birretes, los lanzan al aire. Todos, excepto yo. ¿Pero qué se puede esperar de mí? A mí siempre me han parecido una estupidez esa clase de eventos.

Salgo del auditorio de forma habitual. Me parece tan patético que una graduación haya sido en el mismo auditorio de la propia preparatoria. En aquel lugar grafiteado, sucio, y que las conserjes se niegan a limpiar por ser tan grande.

Echo una ojeada hacía atrás. Todos se abrazaban. Compañeros con compañeros. Amigos con amigos. Por supuesto, desde pequeño sabía que compañeros y amigos no eran lo mismo. También algunas parejas, y obviamente-aunque no tan obvio para mí, tomando en cuenta que a mí no me acompañaban- familias. Padres con los ojos llenos de lágrimas de felicidad, apapachando a sus hijos y felicitándolos. Yo no tuve eso. Ni siquiera cuando salí de la secundaria. Mis padres se creían bastante ocupados y llenos de pendientes.

Cerré los ojos y suspiré. No me molestaba en absoluto que no hubieran ido. Sólo por mi padre, que trabajaba arduamente. Porque mi madre, no había ido porque le tocaba cita con el pedicurista. Que se vaya a la mierda.

Veinte minutos después, me encuentro sentado en la orilla de la banqueta, desesperado. Soy alguien impaciente, trato de ser tolerante con el tiempo, pero han transcurrido ya veinte minutos, que se me han hecho eternos. De repente, siento que algo estoy olvidando, pero esa sensación suelo tenerla constantemente. Volteo distraídamente hacia el pórtico de la preparatoria; es demasiado antiguo y barroco para ser un instituto. Veo a una chica, parece estar haciendo señas para que vaya. Me acerco al igual que ella. Lleva el pelo castaño recogido en una cola de caballo y usa mucho rímel, y va vestida con el uniforme de la escuela: una falda escocesa verde, y una camisa a manga corta con una corbata.

−Hola −Dice con una voz apagada−. Creo que esto es tuyo.

Señala el diploma que trae en la mano.

−Que tonto, ni siquiera me di cuenta que lo había dejado.

Me rasco la nuca avergonzado. El silencio se plasma en este momento.

−Bueno −comienza a decir−. Se suelen olvidar las cosas que no nos importan.

Quizá tenga razón, me da igual si se queda ahí, o si un vagabundo la encuentra y la usa para prenderse una fogata.

−Quédatelo −. Digo sin una pizca de pesadumbre por quedarme sin evidencia de que soy un buen estudiante, promedio de 9.7 −. No lo necesito.

La chica me mira perpleja, pero reacciona casi al instante.

−Aunque no lo creas, lo que consideras mierda también es fundamental, y más si forma parte de tu pasado −. Sonríe de manera bulliciosamente maliciosa.

Sus dientes son muy blancos, pero sus incisivos están algo separados, aunque nadie se daría cuenta a primera vista. Agarro el diploma sin importancia alguna.

−No quiero que esto parezca una película americana típica, pero... me llamo Edvard, pero si quieres generalizarlo, dime simplemente Ed.

Además de la risa, las sonrisas son algo que no se puede controlar.

−Que mierda− dice riendo−. mi nombre es Sophie.

Su risa finaliza con una mirada cansada, supongo que es por insomnio.

−Deberíamos juntarnos por ahí, tenía tiempo que no reía, y además...

La interrumpe un pitido molesto a nuestras espaldas, el cual reconocería si viniera desde dos cuadras atrás. La camioneta que le regaló mi padre a mi madre el invierno pasado es... por decirlo así, muy grotesca, como Metallica en versión automóvil. Y su conductora no le hace mucha justicia.

−Cuando quiera su majestad −. Escupe descaradamente mi madre.

Volteo a ver a Sophie, que, según mis expectativas, debería estar al borde de la risa, pero en lugar de eso, su rostro es inexpresivo y mira por arriba del pórtico.

−Hey -Sophie vuelve la mirada hacía mí−. Repito, esto no es una película americana cliché, dame tu brazo−. Emite una carcajada serena.

Corro al auto y saco de la guantera un marcador negro, regreso y garabateo en su brazo el número de la casa.

−Nos vemos −. Asiente con la cabeza.

Subo a la camioneta, y mi madre empieza a jugar a "yo pregunto, tú contestas", empieza preguntando con quien estaba hablando, luego me pregunta que tan bonitas son sus uñas, y finalmente, que tal estuvo la graduación. No es que le incumba, pero de todas formas, digo la verdad en las tres preguntas que me termina de hacer. 1) se llama Sophie, acabo de conocerla. 2) la verdad, no son mi gusto. 3) Digamos que si la graduación fuera un proyecto final, no calificaría más de un 6.

−Bueno, al menos les hicieron algo, cuando yo salí de la preparatoria sólo ibas por tu diploma en las vacaciones -dice mi madre, quien cambia radicalmente de humor− Hablando de vacaciones, tu padre y yo hemos estado discutiendo la idea de que trabajes en la compañía, para forjarte antes de que entres a la universidad y te sientas preparado.

Me retuerzo las manos. La universidad es un tema que no me gusta tocar bastante, y que he estado evitando los últimos tres años, pero faltan tan sólo tres meses, nuevos "compañeros" y nuevos hábitos de estudio. Y la idea de tener que acostumbrarme cuando ni siquiera logre hacerlo en la preparatoria, me abruma, sólo de algo estoy completamente seguro; no será una época de fiestas y diversión. Pero sobre todo lo que acabo de mencionar, lo más incómodo es tener que elegir la carrera que ejerceré en el futuro. Y esa carrera no entra en el ámbito financiero, pero no puedo hacer nada al respecto. Mi padre es dueño de empresas Gibbons, y su ideología sobre quien seguirá con el legado no incluye a mi hermana.

Sé que quiero hacer con mi vida, escojo con cuidado las palabras que voy a decir, y contesto:

−Es una gran idea.

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Hola bienvenidos si te gustó el capítulo vota y comenta besos

PD: en la galería pueden ver una foto de Edvard.

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