Estoy delante de un dios griego, el hombre más apuesto que he tenido la dicha de ver, su porte galante, su mandíbula fuerte, sus ojos miel profundos, su sonrisa enigmática, un verdadero misterio, Mr. Khan, mi jefe.
Soy la secretaria de todo un play boy, un hombre de treinta años, exigente como nadie, serio y a veces desesperante, quiere todo a la hora, odia las informalidades, las tardanzas, el azúcar, todo un cascarrabias, si me lo preguntas.
Pero con todos sus defectos, es el mejor en lo que hace, no por nada ha hecho crecer la empresa en tiempo récord, volviéndose en uno de los hombres más adinerados del país, uno de los más codiciados también, y con justa razón. He visto muchas mujeres desfilar por su oficina, modelos de alta costura, actrices, empresarias, hijas de hombres millonarios, pero ninguna duraba más de tres meses por aquí, era todo un rompe corazones.
Como lo detesto.
— Su café, señor Khan—. Café americano, amargo, sin azúcar, ni edulcorante, oscuro, como sus ojos.
Ojos que me miraban de arriba hacia abajo, inconscientemente, tragué fuerte. Él me ponía nerviosa. No por las razones que ustedes están pensando, no. Si algo sobre mí le molestaba, el señor Khan podía despedirme, y hasta ahora con dos años, soy la secretaria que más ha durado en la recepción de gerencia general.
Cuando llegué intenté arreglar la oficina, era muy blanca, moderna, pero sin color. Mi idea no le pareció agradable a mi jefe, y eso casi me costó el trabajo. Para mi suerte, la en ese entonces novia de Mr. Khan, me salvó de ser despedida.
Ella fue probablemente la mejor de todas las mujeres que pasaron por aquí, es una pena que no haya vuelto.
Estoy divagando.
— ¿Necesita algo más?
— Los informes del año pasado, los quiero en diez minutos—. Observó su reloj de plata en la muñeca, probablemente más costoso que mi casa—. En orden por fechas.
— Sí, señor—. Doce informes, sería aburrido, pero por lo menos me iré temprano a casa.
La puerta de la oficina de gerencia se abrió repentinamente, irrumpiendo el joven amigo de Mr. Khan, no recuerdo su nombre, pero sé que es cercano a mi jefe, viene cada tarde a fastidiarlo, creo que es su hermano, no lo sé, hay tanto de ese hombre que no sé...
— ¡Buenas tardes!—. El señor Khan soltó un bufido, parecía fastidiado, estoy segura que en el fondo disfruta de sus visitas—. ¿Lindo día, verdad Priya?—. Asentí inexpresiva, aquí nadie me llama "Priya", con "Señorita Chopra" basta—. Casi tan lindo como tú.
— Permiso—. Oculté mi sonrisa, era solo un niño de dieciocho o diecinueve años, era divertido.
Mi jefe me dio una mirada severa, yo no he hecho nada, me encogí de hombros disculpándome.
— ¡Déjala sonreír, si es tan linda!—. Se sentó frente al escritorio y me observó soñador.
— Basta, señorita Chopra, retírese—. Asentí y tomé la taza vacía del café antes de dar unos cuantos pasos a la puerta, pude escuchar—. Con ella no, Aryan, con todas menos con ella.
Ordenó, Mr. Khan es del tipo de personas que tiene todo en orden, del que es obedecido en el lugar donde vaya, aunque confunde mucho su capacidad de liderazgo en el trabajo y en su vida personal, podía decirme "Arrodíllate", no lo haría, pero lo pensaría seriamente y entraría en debate. Si tan solo su personalidad fuese cálida como la de su amigo. Aunque, bueno, ese hombre no se fijaría ni un poco en mí.
Sacudí mis pensamientos y fui por los estúpidos informes.
— ¿Por qué? ¿Porque lo dices tú? No lo creo, hermano, tu secretaria es preciosa, tienes suerte.
ESTÁS LEYENDO
Anhelo (+18)
Fanfiction- Repítelo. - Yo, Priya Chopra, soy solamente tuya. Mi cuerpo y mi corazón tienen un solo dueño, Samar Khan. Sube la mano en una caricia lenta que sigue su camino hasta encontrarse a escasos centímetros de mi rodilla. La piel me arde. Una ola de cal...