Amenazas

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En medio del bullicio de la fiesta, mientras Samar y yo compartíamos momentos íntimos y conversaciones profundas, noté que mi exprofesor de literatura estaba en el mismo evento. Mi corazón latió con fuerza y sentí una mezcla de emociones. 

Intenté mantener la calma, pero no pude evitar notar que él también se percató de mi presencia.

Los ojos del profesor se encontraron con los míos, y por un instante, el tiempo pareció detenerse. Percibí una mirada intensa que transmitía sorpresa y quizás un atisbo de incomodidad. Decidí mantener la compostura, recordándome a mí misma que ese capítulo del pasado ya había quedado atrás.

Inmediatamente, desvié la mirada y me volví hacia Samar, con un susurro urgente.

— Samar, ¿podemos salir de aquí por un momento? Necesito tomar aire fresco.

— ¿Algo te molestó?— Miré ligeramente hacia atrás, Samar asintió con comprensión inmediata. Juntos, nos dirigimos hacia un lugar más tranquilo fuera de la bulliciosa fiesta. Mientras caminábamos, sentí el alivio de alejarme de la presencia incómoda y me centré en la compañía de Samar.

— Verlo aquí todavía me afecta un poco.

Mientras tratábamos de salir discretamente de la fiesta, algunas de mis excompañeras de escuela se interpusieron en nuestro camino. Con sonrisas maliciosas, cerraron el paso y expresaron su deseo de que Samar y yo nos quedáramos un poco más.

— ¡No pueden irse tan pronto! — exclamó una de ellas.

Samar, siempre diplomático, respondió con una sonrisa amable — Estamos encantados de estar aquí, pero también teníamos pensado compartir un momento más tranquilo juntos. Sin embargo, prometo invitarlas a una cena especial para ponernos al día.

Las mujeres parecieron emocionadas por la propuesta y aceptaron la invitación. Samar y yo aprovechamos la oportunidad para despedirnos y salir del lugar. Mientras nos alejábamos, sentí la tensión disminuir y agradecí la habilidad de Samar para manejar la situación con gracia. Juntos, nos dirigimos hacia un lugar más tranquilo para disfrutar de nuestra propia compañía y dejar atrás cualquier incomodidad que la fiesta pudiera haber traído consigo.

Mientras Samar y yo intentábamos salir de la fiesta, el profesor de educación física se aproximó y detuvo mi paso. Su presencia repentina hizo que mi corazón latiera con fuerza, y sentí una incomodidad creciente. Antes de que pudiera reaccionar, el hombre tomó mi brazo y me pidió hablar.

— Priya, estás aquí. Tenemos que hablar.

Samar, notando la situación y visiblemente molesto, intervino de inmediato. Empujó al profesor, separándolo de mí con determinación.

— ¿Quién carajo es ese hombre, Priya? — Sentí la tensión en el aire mientras el profesor esperaba una respuesta. Samar, por su parte, se mantuvo firme frente a él.

— No es nadie —respondí con sintiéndome culpable, pueda ver la cara de decepción de Samar intentando mantener la compostura—. No es asunto tuyo.

— Ya lo oíste, no eres nadie, déjanos en paz— Samar enfurecido y cansado de la persistencia del profesor, perdió la paciencia. Tomó al profesor del cuello de la camisa con firmeza, mirándolo con intensidad.

— Este don "nadie"— Cerré los ojos pesadamente— tiene mucho dinero, el suficiente como para hacerte desaparecer y asegurarme de que nadie te busque. — La amenaza en la voz de Samar resonó con una frialdad que dejó al profesor sin palabras.

Viendo la situación intensificarse, decidí intervenir para evitar que las cosas escalasen aún más. Rápidamente, me acerqué a Samar y lo aparté del profesor, colocando una mano en su brazo.

Anhelo (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora