Capítulo III - ¿Enemigos?

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En las profundidades del bosque, la atmosfera era totalmente tranquila solo unos cuantos animales aun despiertos pasaban perezosamente entre los árboles, la calma era evidente y reinaba en esa área. Sin embargo, todo fue alterado cuando dos figuras corrían a toda prisa esquivando ramas y piedras que aparecían en su camino, mientras eran seguidos por un pequeño grupo de personas dispuestas a capturarlos. La cantidad de sus perseguidores había disminuido considerablemente desde que salieron del pueblo, pues los demás se habían quedado atrás para proteger sus hogares por si aparecían otro de esos seres.

Esos humanos sabían perfectamente que no eran poderosos, pero estaban dispuestos a defender al pueblo que tanto les ha costado levantar, además de saber que solo era un ser de oscuridad les daba el suficiente valor para superar sus miedos y hacerle frente al supuesto enemigo.

El peliverde corría a toda prisa, en ningún momento había soltado la muñeca de la cual se había aferrado momentos atrás, al principio escuchó como el rubio soltaba maldiciones e insultos, hacia él a la vez hacia nadie en particular, como si estuviera maldiciendo su suerte, pero llegado un punto el silencio triunfo entre ellos y solo los pasos apresurados y los jadeos de cansancio hacían eco en sus oídos, además claro de los numerosos ruidos de sus perseguidores que fueron aminorando mientras más cerca del centro del bosque corrían.

Cuando por fin decidieron detenerse, fue precisamente en el instante en que dejaron de escuchar el bullicio que los estuvo siguiendo por mucho tiempo. Ambos estaban retomando el aliento, hubiera sido más fácil escapar de haber usado sus dones como ser de oscuridad o de luz, pero eso solo alertaría a su acompañante del cual ambos creían que era otro humano más, pues debido a toda la conmoción no prestaron atención que ninguno de ellos lo era.

A pesar que habían parado toda carrera, aun el peliverde seguía agarrando la mano del rubio, pues mientras corrían en algún punto había cambiado su agarre de la muñeca para llevarlo a la mano, al principio el otro se mostró reacio a aceptar este tipo de acercamiento, pero al final termino cediendo.

El pelicenizo al percatarse de esto, quito su mano bruscamente, Midoriya ni se inmuto por este gesto grosero, después de todo estaba acostumbrado. Todo lo contrario, él se giro para ver a la persona que había arrastrado todo este camino, al verlo más detenidamente, pudo apreciar que era un joven, que calculaba de su misma edad, era rubio con unos ojos rojos tan intensos, piel blanca y suave, era un poco más alto que él, estuvo inspeccionándolo con la mirada por un largo tiempo hasta que por fin percibió que no era humano.

Por su lado Bakugō aunque molesto por la situación, también se quedo viendo a ese joven peliverde, pudo observabar gracias a la luz de la luna como tenía unos ojos verdes que brillaban, piel suave, sin embargo en sus manos podía ver varias cicatrices, aunque lo que más le llamo la atención fueron las pecas que cubría su rostro, pero antes de seguir inspeccionándolo logro captar algo diferente en él, fue entonces que se dio cuenta que no era humano.

— ¡Tú!... — dijeron los dos al mismo tiempo.

Rápidamente Bakugō saco su arco de luz y apunto directo hacia Midoriya el cual al ver ese arco su sorpresa fue momentánea, no podía creer que su primera noche de libertad se encontrara con un ser de luz, ¿Por qué tenía tan mala suerte desde el principio? Pensó.

Luego de unos segundos, también saco su espada oscura y se puso en pose defensiva. El pelicenizo al ver que estaba listo, empezó a tirar flechas a una velocidad increíble mientras se movilizaba entre los árboles, el peliverde también era rápido por lo que ágilmente repelía las flechas. Ninguno daba tregua, aunque era Bakugō que estaba a la ofensiva todo el tiempo, mientras que Midoriya se mantenía a la defensiva, algo que el pelicenizo no paso por alto ya que le parecía extraño este comportamiento, pues le habían dicho que por lo general los seres de oscuridad son despiadados y atacan sin ninguna pizca de duda, no obstante, en el instante en que volteó a ver esa mirada verde, no lograba sentir ese sentimiento de pelea, en cambio lograba percibir cierta tristeza y dolor, algo que podía reconocer fácilmente pues él tuvo esa misma mirada muchas veces, aunque detestara admitirlo y agradecía que nadie ni siquiera su amigo Todoroki lo haya visto o notado. Esta revelación lo hizo dudar, haciendo que su último tiro fallara por mucho y terminara desviando su puntería hacia la penumbra del bosque.

Luz y Oscuridad [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora