Luz y Oscuridad [KatsuDeku]

Capítulo VI - Mala actitud

La noche seguía su curso de forma tranquila, los sonidos de los animales nocturnos era lo único que se escuchaba alrededor, además de la corriente de agua que estaba cerca. Había esperado por horas a Kacchan pero no había aparecido en lo absoluto, por un momento los nervios empezaron a invadirlo, sumado de pensamientos pesimistas en lo que aquel pelicenizo talvez se haya aburrido de su compañía y simplemente decidiera dejarlo atrás, no pudo evitar sentir una incomodidad en su pecho. Él no necesitaba de nadie para sobrevivir, por supuesto que lo sabía, pero el tener alguien a su lado sin intenciones de hacerle el mal había sido tan gratificante, un sentimiento nuevo que no había experimentado antes.

Levantó su vista y observó las pertenencias de aquel ser de luz y de manera inconsciente llevo sus manos para poder agarrarlas, cuando rozó la tela bajo sus dedos no pudo evitar apretar esas prendas. Reaccionó de forma inmediata y alejo sus manos para luego juntar sus piernas contra su pecho, usando sus brazos para detenerlas e intentó ocultar su rostro cerca de sus rodillas.

Cerró sus ojos y ya no quiso pensar en cosas que lo deprimían, empezó a imaginar un hermoso prado verde, mientras la luz en tonalidades naranjas lo bañaba suavemente, el sol cada vez se sumergía en el horizonte mientras una brisa revoloteaba sus cabellos en una danza sutil, muchas flores blancas como la luz misma eran el detalle perfecto para completar esa magnifica vista.

Midoriya nunca supo cómo se originó ese paisaje en su cabeza, ni siquiera sabía si realmente existía en este mundo, pero han sido muy contadas las veces que lo había imaginado, aunque la sola idea de estar allí lo hacía sentir tan en paz, una sensación que anhela con tanta fuerza y que por años siempre le ha sido negada. Aunque en estos últimos días ha sentido algo de eso, pero no fue debido a un paisaje, más bien fue debido alguien.

Mordió su labio inferior, desecho de prisa ese pensamiento y mejor regreso aquel lugar que había creado para sí mismo, al hacerlo todo su cuerpo se relajó y fue quedándose dormido, pero un simple ruido y la sensación de que alguien se acercaba se lo impidió, se puso alerta por reflejo, pero cuando vio la cabellera ceniza asomarse, desapareció la espada en cuestión de segundos.

— ¡Kacchan! — no pudo ocultar cierto brillo cuando lo vio llegar, aunque Bakugō no pudo notarlo y camino tranquilo hacia él.

— ¡Deku! Sígueme — Indicó, para luego recoger sus pertenencias y caminar de regreso por donde vino, Midoriya lo siguió de cerca, no tenía idea a donde se dirigían, aun así, no dijo nada. Después de un tiempo de caminata el peliverde pudo divisar una pequeña cabaña sencilla, era obvio que les pertenecía a humanos, pero ¿Por qué iban para allá?

Al ingresar pudo ver como supuso a humanos, pero tenían aspecto de haber peleado no hace mucho, aunque lo que más le llamo la atención fue que el rubio que estaba allí lo vio con cierto enojo, algo que lo incomodo un poco, pero solo lo ignoro. No le extrañaba la hostilidad que le dirigía, es más, lo vio algo normal ahora, después de lo que había sucedido en el pueblo, tenía sentido que ese humano estuviera desconfiando, por lo que simplemente se quedo al lado del pelicenizo, era mejor si evitaba problemas.

El pelimorado se había percatado de la mirada que le lanzaba Denki al ser de oscuridad, suspiró internamente sabía que el rubio podía ser un poco irracional, ya Bakugō les había dicho que él era diferente y aunque al principio le pareció fuera de lo común, quería confiar en el juicio de quien los había salvado, además, nunca se ha escuchado que un ser de luz defienda a un ser de oscuridad, por lo que cierta curiosidad había surgido dentro de él.

Y cuando por fin pudo verlo, se sorprendió un poco, pues realmente la presencia que tenía delante no parecía malvada, claro, no podía juzgar simplemente por la apariencia, pero de cierto modo entendió las palabras de Bakugo, aunque también debía decir que el pelicenizo dudo un poco cuando lo describió, debe ser complejo para él, ya que sabe que esas dos especies están destinadas a estar enemistadas y romper esos paradigmas no debe ser sencillo para ninguno de los dos. Añadiendo que no tenía idea desde cuando se conocían.