2. Radio + zapatos

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En las montañas azules”

En la casa siempre tenía encendido ese artefacto, zumbaba y pitaba de vez en cuando, lo tomaba y hablaba con alguien en algún orto puesto de las montañas.

Entre los enormes árboles de ese bosque solo una cabaña sobresalía de entre al espesura, un solitario camino de tierra llevaba hasta ella. Esa cabaña era nuestra casa.

Mi padre era el jefe de los guardabosques de ese lugar y el único que vivía dentro del bosque con su familia. Apostados en diferentes puestos se encontraban el resto de los guardabosques, vigilaban día y noche los diferentes sectores del lugar y todos ellos se reportaban ante mi padre.

Recuerdo que desde muy pequeño siempre intentaba tomar el radio de papá de sobre la mesa. Esa mesa junto a la puerta que siempre estaba vacía, a excepción de cuando él estaba en casa, el radio, las llaves del jeep, sus binoculares y junto a la mesa un perchero con su abrigo, sombrero y botas. Mamá nunca lo dejaba entrar más alla de la puerta con los zapatos de trabajo puestos.

Siempre que el radio sonaba atendía de inmediato, en ocasiones solo hablaba por un rato y otras veces salía con el radio colgado del cinturón; entonces yo corría hasta la ventana y lo veía alejarse en el jeep todo terreno. Cuando ya no era visible, yo tomaba uno de mis zapatos y fingía hablar con él por radio hasta que volvía a casa o hasta que mamá me obligaba a ponerme de vuelta el zapato.

Durante los años de escuela, esta me alejaba de casa más tiempo del que me habría gustado, pero al volver siempre estaba mamá con una comida caliente y cenábamos como familia, a menos que hubiese alguna emergencia.
Uno de esos días el radio sonó y papá ya no volvió. Había cazadores furtivos en el area protegida y una bala perdida dió en su pecho.

En el hospital nos entregaron sus pertenencias: el radio transmisor, un reloj y sus botas. Ya en casa tomé el radio entre mis manos por primera vez. Ya no sonaría para él. Había terminado la preparatoria y estaba listo para unirme a él como guardabosques, ahora yo me pondría sus zapatos para seguir con el legado como el nuevo Guardabosques de las Montañas Azules.

384 palabras.

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