7. Clausura de invierno

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Habiendo visto todos los desplantes que aún encontraba ánimo de presentar a las atenciones de Natalya, nadie se explicaba cómo la joven Alfa perseguía a aquella Omega con tan mala reputación en su trato a otros nobles (pues, incluso, aquel aristócrata que intentó propasarse habían difundido rumores sobre su nobleza). Al final, Rina estaba bien con ello, pero eso no alejaba a su actual pretendiente.

Tanta era la seriedad de la joven acerca de él, que sus padres se habían visto empujado a entablar buenas relaciones con su padre, tanto amistosas como de negocios; todo eso dio a Natalya la oportunidad de cortejarlo, de pasar tiempo con él.

—Ah, Irina, no sabe lo mucho que me deja decaída el final de mis visitas, pues le extraño —admitió Natalya una vez, bastante avergonzada de admitirlo, pero sin que su suave voz dudara. La Alfa seguía intentando ganarse la dulzura de aquella Omega, que la tenía prendada de su dedo.

Irina era más de lo que se veía al ojo: más que una noble caprichosa y mal portada, la heredera Sénnikov era inteligente, así como diestra con las armas (y es que una vez el padre de Rina la invitó a ver uno de sus duelos). Para sorpresa del Omega como su padre, la familia de Natalya no se sorprendió de ver a alguien de su casta involucrarse en esas actividades.

La razón, pues, de dejar ver a Natalya y sus padres su entrenamiento con espada era intentar desanimar a la joven Alfa; por supuesto, aquello no tuvo éxito.

—Vera: he escuchado que hay varias doncellas de todas las castas que viven preocupando a sus familias de los peligros del mundo; al parecer los padres más gentiles, amigos cercanos nuestros del país donde venimos, comienzan a enseñar a defenderse a sus hijas —explicó el padre de Natalya con su esposa asintiendo ante el comentario—, y nuestra hija también es hábil con algunas artes de la batalla.

Para Rina no era extraño escuchar historias que le hacían doler haber nacido en ese país tan grande pero tan cruento con los de su clase; también era muy normal que los Alfas estuvieran educados en aspectos militares y de batalla. No obstante, viendo la figura elegante de su pretendiente, era difícil pensar que la joven supiera de esos temas.

—Si me permite Irina, me gustaría un duelo amigable con usted —pidió ella con una sonrisa adorable, su padre lo miró bastante divertido encogiéndose de hombros.

Aleksander pidió a unos sirvientes disponer un atuendo cómodo de pantalón y camisa gruesa con protección, recogiendo su cabello en un moño, tal como lo usaba Rina; el Omega se dispuso al duelo con cierto entusiasmo (¿que Alfa accedería a pelear con uno de su casta como iguales?).

Las estocadas de Natalya eran contundentes más que rápidas, precisas; pero Rina era bastante bueno observando y defendiendo, con mano veloz. En algún punto la Alfa casi pasa sus defensas, y el Omega apenas logra detenerla con su espada, quedando ambos cerca.

Los rostros de ambos estaban rojos por el esfuerzo. Natalya sonreía con confianza, y Rina se dio cuenta que él tenía una expresión similar. El duelo terminó ahí, y por primera vez el Omega se sentía en confianza, con ánimo de sonreír honestamente a un Alfa que no fuera su padre.

—Me gustaría enseñarle un salón que mi padre y yo usamos para este tipo de actividades; a veces practico con él, otras algún hijo Alfa de otro noble, pues ya sabrá lo mucho que gustan mostrar sus habilidades en público —dijo Natalya con una risa a su comentario malintencionado que hizo ensanchar su sonrisa a Rina.

La madre de Natalya la miró mal por estar calumniando a otros a sus espaldas, y su padre negó con su cabeza resignado; sin embargo, no hubo reproche, pues Irina miraba con cierta admiración a su hija.

Natalya se había enamorado un poco más en cada encuentro que podía tener con aquella Omega; y los sentimientos de Rina no iban distantes del sentir de la mujer, siendo algo lógico: ¿Quién lo había tratado como su igual, como un humano con voluntad y deseos? Aquello era un tesoro invaluable en la nación que había nacido, y en muchos otros países con condiciones tan precarias para los de su clase.

Ruiseñor de Invierno [Omegaverse] [Hetero]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora