Secretos. II

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Sollocé ahogadamente cuando me subieron a lo que supuse que era la parte trasera de una camioneta. 

¿Qué es lo que quieren de mí?

Entre  baches, lágrimas y gemidos de dolor, me dormí en mitad de la noche, en una camioneta desconocida y con las manos atadas...

-Pequeña, ¿te encuentras bien? -Escuché susurrar ha alguien, mientras que el calor invadía mi cuerpo y oía la lluvia caer débilmente. Intenté abrir los ojos, o al menos levantar la cabeza, pero estaba tan cansada... Jadeé y, entreabrí los ojos, viendo que me encontraba en una habitación completamente blanca, y a una mujer a los pies de la cama en la que me había tumbado, sonriéndome con dulzura. Por acto reflejo, me alejé de ella y me abracé a mí misma en el otro extremo de la estancia. -Tranquila, no te vamos a hacer daño, sólo queremos... algunas respuestas.

¿Respuestas? ¿A qué se refería?

-¿Cómo? -Pregunté en un susurro, aunque esta mujer desprendiese tranquilidad por los porors, yo aún seguía inquieta, pero sobretodo, muy asustada y confusa,

-Queríamos hacerte algunas preguntas. -Y me sonrió cariñosamente. Una vocecilla desde lo más profundo de mi cabeza comenzó a gritarme que estaba pareciendo demasiado asustada, y que si me veían en ese estado, harían conmigo lo que quisieran, tenía que parecer fuerte y segura, y esconder el miedo que me corría por mis venas., por lo que me levanté intentando que no se me notase el tembleque de piernas y la miré de arriba a abajo, queriendo resultar intimidante. Me fijé en que iba implecablemente vestida con una falda de tubo gris hasta la cintura, camisa blanca, tacones altos negros y una bata, también blanca.

-¿Y qué si yo no quiero responderlas?

-Oh, estás en todo tu derecho claro. -Me respondió, haciéndome abrir mucho los ojos, sorprendida por tal respuesta, acompañada como siempre por una sonrisa agradable. Me esperaba mas bien unos gritos o alguna amenza, pero... Wow, me quedé, literalemnte, boquiabierta.

-Primero quiero respuestas yo. -Logré recomponerme rápidamente, y me crucé de brazos, sin dejar de mirarla.

-Claro, puedes hacerme todas las preguntas que quieras en lo que tomamos algo para desayunar, supongo que estarás hambrienta.

¿Desayunar? ¿Ya? Pero... ¿cuánto tiempo había estado dormida?

La seguí por un largo pasillo hasta una especia de comedor lleno de largas mesas azules custodiadas por sillas a ambos lados de estas. Nos sentamos en una mesa vacía, al igual que las demás y apoyó los brazos en el plástico azulado.

-¿Preguntas, por favor?

-¿Qué ha pasado? ¿Qué hago yo aquí? ¿Quién eres tú? ¿Qué hago yo aquí? ¿Por qué me secuestrásteis anoche? ¿Qué es este sitio? ¿Qué hago yo aquí? ¿Dónde estamos? ¿Qué hago yo..? -Pregunté de carrerilla, hasta que aquella mujer me interrumpió con una sonrisa de oreja a oreja.

-¿Qué haces tú aquí? -Se rió levemente. -Como ya te he dicho antes, necesitamos respuestas y tu ayuda. Bueno, sabíamos que tu padre ni siquiera dejaría que nos acercáramos a ti, así que traerte de esa forma ha sido nuestra única opción, lo siento mucho si te han asustado Michael y Tessa. Disculpa mi descorte´sia, ni siquiera me he presentado, soy Lisa Smith y soy bióloga, aunque ahora estoy en un proyecto en el que tú tendrás que ayudarnos. Y bueno, esto es una especia de refugio.

Me quedé mirando a la nada mientras que nos ponían unos croissants en la mesa, con café, zumo de naranja y de manza, leche, cereales, galletas... etc.

-¿Y cómo puedo ayudar yo en ese "proyecto"?

-Estamos intentando encontrar la cura a todo este caos, y tú pequeña. tienes la respuesta en el abdomen. -Me señaló esa parte de cuerpo y me sonrió.

Bueno, al final he tardado menos de una semana... ¡Wiiiii! Así que aquí tenéis capítulo.

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The Walking Dead: Los zombies no nos lo impiden...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora