The Walking Dead: Los zombies no nos lo impiden...

Secretos V

Dios, dios, dios. Me va a dar un ataque. ¿Dónde estará? ¿Estará bien, acaso? Comencé a morderme las uñas, mientras me movía de un lado a otro de la habitación, mientras escuchaba cada mínimo sonido.
A Judith berreando, mientras jugaba con unos juguetes.
A un par de pájaros silbando en lo alto de un árbol cercano.
A mí mismo, haciendo resonar mis botas a cada paso que daba.
A mí mordiéndome las uñas.
A mí con la respiración agitada.
A mí queriendo tirarme por un puente.
Jamás había sentido tanta presión en mi pecho. Apenas y podía respirar, y sólo jadeaba.
No puedo más.
¿Por qué me he tenido que quedar yo a cargo de mi hermana pequeña?
¡YO SOY SU JODIDO NOVIO, MALDITA SEA! ¡DEBERÍA DE DER YO EL QUE ESTUVIERA AHÍ AFUERA, BUSCÁNDOLA COMO UN CONDENADO, EN VEZ DE ESTAR AQUÍ, ESTÁTICO Y SIN PODER HACER NADA POR AYUDARLA!

Yo, lo sé.
Sé que es una mierda de capítulo, y que seguro que he perdido a un montón de lector@s (porque, sorpresa sorpresa, también me leen chicos), pero no tenía ideas.
Además, el verano ha llegado, y lo que para muchos es libertad, fiesta y alegría, para mí es un infierno, porque hace calle y no me gusta que haga calor.
Bueno, el caso es que siento mucho haberod dejado tanto tiempo sin capítulo, pero no OS voy a prometer que subiré más seguido porque no tengo ni idea. Y sinceramente, me estoy remplanteando la idea de borrar esta historia, por mucho que me cueste.
Bye!