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La tormenta arrasa con la ciudad esa fría y tempestuosa noche, más intensa que en cualquier otra ocasión. Las numerosas y pesadas gotas de agua caen ruidosamente sobre la acera, provocando en conjunto un ensordecedor ruido que logra activar cada rincón en el cerebro de Yeosang y ponerlo alerta.

Aquel joven rubio se encuentra abrazado firmemente a la esponjosa almohada de su cama, ya algo deforme por la fuerza que utiliza al aferrar con cierto desespero sus uñas en ella. El pánico inunda totalmente sus sentidos y sólo puede pensar en que el corazón va a escaparse de su pecho ante los latidos agresivos y dolorosos que este presenta, provocados por el genuino terror que aquella estación del clima le provoca.

Tiene la profunda sensación de que algo malo va a suceder, de que un colosal desastre va a desatarse y se encontrará totalmente fuera de su control al estar en manos de la naturaleza. Los pensamientos en su cabeza se enroscan demasiado durante cada tormenta eléctrica, creando en su cerebro los escenarios más trágicos provocados por la lluvia, que realmente no es tan peligrosamente destructiva como él la percibe.

Perdió la cuenta de la cantidad de ocasiones en que lo han llamado ridículo por sentir tanta ansiedad a causa de algo tan común como una tormenta, por lo que jamás recibió la debida ayuda con respecto a aquel, realmente serio, problema. El mánager de su grupo afirma con desagradable seguridad que no se trata de más que un miedo común que podría superar si empezara a actuar como el adulto de veintiún años que es. Sus compañeros, por otra parte, simplemente se toman todo como un divertido juego, llamándolo exagerado al verlo saltar cada vez que un blanco y brillante rayo se dibuja perfectamente en el cielo. Creen que está fingiendo sus reacciones tan desmesuradas para hacerlos reír, pero la realidad es completamente diferente. Vaya que desearía estar bromeando en esos momentos frustrantes.

Adora con su vida a sus amigos, pero es un hecho que le molesta la poca idea que tienen del daño que causan con sus desinteresadas palabras al verlo tan asustado. Quizás él actuaría de la misma forma si algún cercano suyo mostrara un miedo tan peculiar, no está seguro, pero de cualquier manera aquello no logra desvanecer su tristeza y desilusión.

Un violento relámpago impacta de un momento a otro. Las ventanas de la gran casa zumban y el estridente sonido de aquel fenómeno natural logra sobresaltarlo por demás, acompañado del huracanado viento que dobla un poco el tallo de algunos pequeños árboles que suelen adornar la calle, aunque duda de que vayan a verse muy visualmente agradables luego de esa noche. Yeosang no puede evitar saltar de su lugar y correr directamente a la cama de su compañero de cuarto, el terror consumiéndolo con demasiada rapidez al oír como los truenos hacen nueva presencia simultánea, siendo mucho más estruendosos que antes.

—¡Mingi! —llama al muchacho repetidas veces, sumamente asustado.

Al no recibir respuesta, sacude un poco el brazo de su amigo, logrando que este suelte un gruñido ante el movimiento brusco e inesperado. Song le da un suave manotazo para que deje de removerlo, hallándose más sumido en el mundo de los sueños que en la realidad

—Deja de molestar, Yeosang... —el más alto se queja con dificultad, volteando hasta darle la espalda al tembloroso y aterrado joven.

—Tengo mucho miedo... —Kang explica, sintiendo que ha perdido el control de lo mucho que su cuerpo se estremece en ese momento. Detesta ser extremadamente vulnerable hacia algo tan intrascendente como una tormenta. Es la tercera ese mes que golpea con tan poca delicadeza la ciudad, por lo que también es el tercer ataque de pánico tan abrumador que sufre.

—Duérmete ya, no es momento de jugar —Mingi se deja llevar nuevamente por el sueño tan placentero que necesita después de los cansadores ensayos diarios, dejándole claro de esa manera que no va a contar con su ayuda. Sin dudas, el muchacho se encuentra demasiado somnoliento como para llegar a reaccionar decentemente en ese momento.

𝐒𝐋𝐄𝐄𝐏𝐓𝐀𝐋𝐊 | seongsangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora