4. Cautivo

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Plan se levanto de la cama y en un intento por caminar hacia Mean las cadenas en su pie derecho hicieron un ruido escandaloso, recordándole a ambos que su movilidad estaba controlada. Por el contrario, Mean fue el que se tuvo que acercar lo mas posible al muchacho, ocasionando que el de altura mas baja le tomara la mano con suavidad.

—Hace algunas semanas que no habías venido— Murmuro con tristeza el pelinegro, mientras que acariciaba con su dedo pulgar la mano contraria.

—¿Venido?, Pero tu ni siquiera me conoces— Dijo un confundido Mean, comenzando a deslizar su mano del agarre con lentitud.

—Mi madre ya no está, ya puedes dejar de fingir— Comento Plan desviando su mirada a la puerta de madera cerrada.

Plan volvió a tomar a Mean de su mano halándolo de ella para obligarlo a que se sentara en la cama, justo donde había estado sentado segundos atrás, y con una tierna y para nada maligna sonrisa, el pelinegro le miro con los ojos brillantes de emoción y cariño.

Mean se preguntaba realmente si el muchacho frente a el había podido siquiera ser capaz de dibujar un pentagrama sin sentirse culpable, y claro no es que el juzgara a las personas por su apariencia, pero el chico tenía la sonrisa más tierna e inocente que jamás pudo encontrar. Hasta podría jurar que Saint tenía más maldad que él.

—Mejor te digo que tengo malas noticias— Puchereó Plan tras soltar un suspiro —Mi madre me quito los libros Wicca que me regalaste la última vez.

<Ok, quizá si tenga algo de maldad>> Pensó el castaño al oírle hablar de los libros.

—¿Libros? Yo, ¿Te regale libros? — Se atrevió a preguntar, poniendo la mirada en la unión entre sus manos —¿Hace cuánto que nos conocemos?

Plan parpadeo un poco atónito ante la situación, deslizo una mano hacia la frente de Mean y finalmente frunció el entrecejo.

—Hace unas semanas— Plan regreso su mano a donde la tenía —¡Hasta te golpe con mi almuerzo por mentirme!

El muchacho mayor medito la respuesta por unos minutos hasta que recordó el primer día que había visto la cara de Plan; el despertó en aquella habitación extraña con el chico viéndole con molestia y con un golpe en la cabeza. Aquella podría ser la primera vez que ambos se vieron, pero aun así quedaba una incógnita, ¿Qué mentira le había dicho?

—Lo siento por la mentira— Se disculpo Mean, fingiendo algo de pena, y esperando que asi Plan sacara a flote el tema.

—Esta bien, ya te perdoné de todas formas— Respondió algo resentido, pero regalándole una sonrisa al final.

<<Con Saint tardo mas de 3 semanas en que me perdone algo, y ahora que lo necesito encuentro a alguien que perdona fácil, ¡Vaya suerte!>>

—Bien entonces...— Murmuro Mean algo nervioso, sin saber exactamente que debía hacer.

—Hoy estas muy distraído— Le interrumpió Plan —Hoy repasaremos las lecciones de jardín ¿Recuerdas?

Mean solo asintió con una pequeña sonrisa y se encamino al estante de libros que se encontraba frente a la cama, tomando de entre ellos un grueso libro color marrón con el título de "Botánica y flores". Mean no sabía realmente que era lo que le tenia que enseñar al muchacho, pero aun así tomo el libro y volvió a tomar asiento junto a Plan, quien no hacia mas que verle desplazarse por el cuarto con una sonrisa.

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Después de un buen rato en donde Mean solo se había dedicado a leerle una lección a Plan, el castaño pauso su lectura y miro a su acompañante de pies a cabeza, comenzándose a preguntar si realmente era cierto todo lo que leyó en aquel libro extraño.

Realmente Plan Rathavit, la persona a su lado era una persona tan peligrosa como para mantenerla en el encierro.

—Plan— Llamo Mean —¿Por qué estas encadenado de un pie?

El nombrado paso su mirada desde su pie sujetado por la cadena hasta el rostro de su acompañante, con la mirada ahora vacía y un tanto triste —Creo que le hice daño.

—¿A que te refieres con eso? — Pregunto Mean sin poder entender.

—Yo... hice cosas que no debía— Hablo un tanto nervioso Plan —¡Pero todo fue accidental! ¡Solo estaba molesto!

—Entiendo— Dijo Mean aparentando que no le importaba mucho —Mejor hay que seguir con las lecciones —Agrego sonriendo y acariciando levemente la cabellera pelinegra.

Plan negó con la cabeza y con un rápido cambio de expresión, le arrebato el libro a Mean para lanzarlo lejos de ellos.

—Mejor háblame de otra cosa que no sean libros— Dijo el chico mientras se llevaba un dedo a la barbilla con maliciosidad —Qué haces aparte de darme clases en este aburrido y obscuro lugar.

El castaño elevo una ceja con confusión —Soy un estudiante al igual que tú.

—He escuchado a algunas sirvientas tras la puerta— Comento Plan sonriendo —Les pareces un joven atractivo a pesar de tener mi edad... ¡Vaya promiscuas!

Mean le miro confundido y algo asustado al momento en que Plan había dicho lo último, ya que el chico había comenzado a reír de forma algo escandalosa, obviamente nada comparado con la persona que le recibió hace un rato.

—Todos aquí viven en la misera y les importa un bledo la moral— Dijo el pelinegro volviendo a su rostro serio —Al menos me alegro de que mis hermanos ahora son libres.

Mean estuvo apunto de interrogarle sobre ellos, pero la puerta siendo abierta bruscamente lo interrumpió; asomándose tras ella la reina -y madre de Plan- quien solo hizo una seña hacia Mean para que le acompañara fuera de la habitación, por lo que el chico se puso de pie dispuesto a irse, pero Plan lo volvió a sujetar.

—Mañana volverás ¿Verdad? — Soltó Plan en voz baja, a lo cual Mean solo asintió y salió de la habitación dejando al pelinegro sonriendo.

La reina Lawan volvió a cerrar el lugar con llave y bajaron las escaleras hasta la sala de estar, en donde la mujer ondeo su vestido, ahora rojo, y tomo asiento en una de las sillas con Mean de pie frente a él.

—Muchas gracias por venir hoy— Dijo la mujer con el rostro serio —Prometo que tus padres serán recompensados al igual que tú Tin.

—Está bien— Dijo simplemente el castaño posando las manos tras su espalda —Cree que pueda hacerle una petición extra.

La mujer sobo sus cienes con fastidio, y con un movimiento de mano le pidió a Mean que siguiera hablando.

—Mañana puedo salir a los jardines con el príncipe Plan— Sugirió el muchacho, esperando así que la mujer soltara más información —Sus lecciones de botánica están por acabar así que creí que seria bueno que viera las plantas.

—¿Quieres que deje salir a... Plan? — Pregunto la mujer un tanto indignada, viendo como la mirada del "apacible" joven se volvía cada vez más triste.

<<Un joven bastante apuesto para ser un simple pueblerino>> Pensó la reina para después soltar un gran suspiro.

—Bien, pero el chico estará atado de ambas manos — Ordeno la reina, ocasionándole una sonrisa a Mean.

—Muchas gracias reina Lawan— Agradeció el menor haciendo una reverencia para posteriormente irse.

Mientras que Plan desde su habitación, solo podía maldecir a su madre sobre lo repulsiva y sin moral que siempre había sido. Si el pueblo se enterara de la verdadera persona que era su madre seguramente su falta y la de sus hermanos seria olvidada.

Gato NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora