9. Almas libres

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Mean había llegado hasta aquel rosal de flores blancas junto con un herido Fluke, que había sido herido por su madre, pero que aun así podía andar muy bien ya que el golpe estaba en su hombro y no en sus piernas. Mientras que Saint esperaba inconsciente junto al "espíritu" de Plan, esperando que se encontrara bien.

—¡La encontré! — Grito Fluke tomando con cuidado del tallo para así no herirse los dedos.

Mean miro que la rosa compartía el tono blanco en la parte posterior, mientras que la mitad de los pétalos eran rojos, esa en efecto era aquella rosa era la indicada. El castaño la sujeto sin impórtale mucho si se dañaba con las espinas, era tan bonita y diferente, justo como la persona que la había vuelto de esa forma.

Estaba apunto de cortarla cuando un grito los alerto.

—¡No te atrevas a hacerlo! — Grito la bruja con rabia, empuñando un cuchillo en el cuello de Saint, impidiéndole moverse —O tu amigo se va al otro mundo.

—No la escuches Mean— Hablo Saint tratando de ocultar su llanto —Yo estoy bien, solo hazlo.

—¡Cállate mocoso! — Le regaño la mujer enterrando la punta del cuchillo en su brazo, causándole una nueva herida que logro sacarle un leve quejido al chico —No creo que quieras sacrificar la vida de tu amigo por alguien que ya ni siquiera existe— Amenazo en una sonrisa.

—Deje ir a Saint— Dijo Fluke con miedo, pero molestia a la vez, mientras que ocultaba sus manos tras su espalda —Y Mean promete dejar todo como estaba.

—¡Oye...! — Mean estuvo a punto de regañar a Fluke pero un ligero piquete en su espalda lo hizo callar.

Fluke le estaba dando una pequeña daga de bolsillo, por lo que la tomo sin pensarlo mucho, miro el rostro lloroso de Saint y volvió a tomar la rosa causándose unas cuantas cortadas en los dedos debido a las espinas; la sangre del chico se emparro un poco en la flor cuando la tomo por los pétalos.

—Deben saber que la vida de su amigo me da igual— Menciono la mujer sin preocupación —Aunque bien me serviría para obtener un nuevo cuerpo y dejar atrás el de gato.

—¡Oh! créeme que no quieres ser Saint— Menciono el pelinegro con fastidio fingido —Es un tremendo llorón y le gusta la pizza con piña. ¡Nada emocionante!

Fluke espero alguna queja de parte del castaño cachetón, pero en su lugar el muchacho se vio bastante apacible, era como si no le hubiera ofendido en lo más mínimo lo que había dicho, y eso no era nada propio viniendo de Saint. Inmediatamente supo que algo andaba mal.

La mujer por su parte solo soltó una risa entre burlona y aterradora, se acerco lo suficiente al par de amigos y justo cuando estuvo a punto de dejar ir a Saint observo como la rosa que los mantenía aun en ese mundo era cortada del tallo, cayendo al suelo y desprendiendo unos pétalos en el proceso.

—¡Maldito mocoso! — Grito la mujer con rabia dispuesta a enterrar el cuchillo en el cuello de Saint.

Sin embargo, el muchacho fue mucho más rápido sujetando la mano de la bruja y apartándola de su cuello, embarrando en el proceso un poco de su sangre en ella. La bruja le miro con algo de burla al verlo escapar y refugiarse con sus amigos.

—Pequeño mocoso idiota— Insulto ella observando la sangre en su mano —¿Qué esperas hacer con eso? ¿Asquearme? — Pregunto con burla.

—La rosa fue cortada reina Lawan— Menciono Saint con valentía, causando sorpresa a sus amigos —Ya no podrás volver y serás castigada al fin por usar la hechicería para lo malo.

—¡Juro que habrá quien se vengará por mí! —Grito la mujer con rabia y despecho observando con terror la sangre en su mano, que comenzaba a quemarle por dentro hasta que logro expulsar a la mujer del cuerpo de la señora Phiravich, quien cayó al suelo desmayada.

Gato NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora