6. Capítulo

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Tengo un gran problema, la moto no esta por ningún lado y Mark ya esta en el aparcamiento viniendo hacía mi. Genial.

- La moto no esta aquí - informa y yo bufo completamente frustrada ante su confesión, hoy no es mi día - Vine a verte en mi coche -

- Que caballeros de tu parte - digo con una amplia sonrisa falsa tiñendo mi cara. Estoy cansada de toda esta mierda.

- ¿sabes conducir un coche? - pregunta inofensivamente.

- No - decido admitir. Paso mi mano por mi pelo estresada, quiero salir de aquí antes de que mi padre venga en mi busqueda y mi lleve una vez más a mi torre de marfil. - Solo motos -

- ¿A donde quieres que te lleve? - pregunta cada vez más cerca de mi. Decido dejar mi orgullo de lado y bajar la guardia, por un día no va a pasar nada.

- Solo sacame de aquí - contesto dirmemente y el se dirige hacía lo que de lejos parece un Mustang GT 520. Que lo mio sean las motos no significa que no sepa tambien de coches.

Cuando estamos llegando al coche le tiro las llaves y lo abre con el mando a distancia, automaticamente me meto y presiono mi cabeza contra el cristal notando como el frio vidrio alivia mi repentino dolor de cabeza.

- Duerme un poco si quieres - me dice mientras arranca y yo le miro atentamente observando que despues de todo Mark no esta nada mal.

- !Espera¡ - digo tomando su mano y el la mira como si fuese un tesoro resplandeciente. La quito automaticamente para recibir la atención de sus intimidantes ojos - Llevame al tatto -

- ¿Seguro que la princesita quier tatuarse? - pregunta intentando no explotar en una sonora carcajada - Un tatuaje es permanente preciosa, no como tu pelo. Esta no es la manera de revelarte contra tu padre.

- No, no lo es - digo mirando a sus ojos directamente - Quiero hacerme el tatuaje desde que tengo uso de razón.

- ¿Puedo preguntar el por que? - pregunta ahora centrado en sacarnos del aparcamiento, no me gusta el camino que esta tomando la conversación.

- Cuando eramos pequeños, mi hermano y yo decidimos que por 18 cumpleaños nos hariamos los dos un tatuaje en el antebrazo.

- No tienes aun los 18 - tengo ganas de decirle "No me digas, como lo has sabido" pero decido que es mejor aguantarme mi sarcasmo para otro momento.

- Y mi hermano esta muerto - decido confesar finalmente, se tenía que enterar antes o despues de todas formas - Así que no tiene mas sentido esperar.

Esta vez Mark se limita a asentir, prefiero eso a que me miren con pena. A partir de mi confesión no hay más palabras, solo el silencio inundado por nuestras respiraciones.

Para mi suerte el viaje en coche a traves de las calles de la ciudad no es muy largo, tan solo nos toma unos minutos en llegar a lo que parece un salón de tatuajes. ¿Se habra tatuado Mark aqui sus brazos?

- ¿Estas segura de que quieres hacer esto princesa? - pregunta el moreno al aparcar en frente del salón. Lo mejor que podía hacer en estos momentos era asentir ya que no notaba que las palabras fueran a salir de mi boca facilmente. - Esta bien, si estas decidida.

- ¿Te dolio?

- ¿Cuando me cai de cielo? Un poco - dice el rascandose la cabeza a la vez que yo ruedo mis ojos ante tan inadecuado comentario. Mark no es un ángel, si acaso fuese algo, sería un ángel caído y no sería precisamente Patch Cipriano.

- Cuando te tatuaste - le explico negando con mi cabeza.

- Por lo general no, es más bien como un cosquilleo incesable, al final mas que doler molesta un poco, supongo que es difícil de explicar - informa.

The bad boy stole my heartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora