Capítulo 4

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Es lunes por la mañana, así que me levanto temprano para comenzar mi rutina

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Es lunes por la mañana, así que me levanto temprano para comenzar mi rutina. Hoy es un día perfecto para dejar el estrés del fin de semana y cumplir con mi agenda en el orden correcto. Como dirían, borrón y cuenta nueva, y después de todo lo que pasó el viernes, lo necesito. Por suerte, Chiara no ha vuelto y Brando fue lo suficiente maduro para desistir de llamarme, lo último que hizo fue escribirme un mensaje diciendo que estaría esperándome hasta que me sintiera cómoda para hablar. Muy inteligente de su parte.

Ya en el auto, conecto mi teléfono al reproductor y coloco la sinfonía 40 de Mozart. Necesito música relajante, sin letra, que me ayude a poner mi mente en blanco. Conduzco invocando todas las palabras de afirmación que leí en un blog de meditación.

"Hoy va a ser un buen día"

"Nada, ni nadie va a perturbar mí paz"

No creo una mierda, pero una pequeña parte de mi espera que funcione.

Una fría ventisca me obliga a cerrar todos los botones de mi abrigo cuando salgo de mi auto en el estacionamiento de la universidad. Estamos entrando en una de las temporadas más frías del año.

Viliúisk, es una pequeña ciudad privada en el extremo oriental de Rusia, rodeada de espesos bosques a orillas del río Vilyuy. Fue fundada en 1634 como un asentamiento invernal y debido a la escasez de habitantes, fue vendida en 1845 a un grupo de socios conformados por académicos, ministros y personas de la nobleza. Si bien su idea inicial era construir casas de retiro, terminaron creando un proyecto ambicioso. Hacer una universidad en la que los hijos de personas poderosas puedan deshacerse de sus preciosos dolores de cabeza, con educación de alta calidad y un sistema de vigilancia tan estricto como si de criminales se tratara.

Y lo lograron.

Actualmente, el Imperial Volklavëf University o IVU, es una de las universidades más prestigiosas del mundo y de las más difíciles de entrar. Eso no solo por sus altas tarifas, sino también porque su sistema educativo es feroz y no cualquiera puede pasar el examen de admisión.

Luego de escanear mi carnet de ingreso, camino por los pasillos en busca de mi aula de clase, sin embargo, hoy no puedo evitar admirar mi edificio. Si hay algo que se pueda resaltar es la arquitectura del lugar. Es como un castillo antiguo, pero con un diseño lujoso e innovador por dentro; lleno de pinturas y esculturas de grandes artistas, enormes escaleras de caracol y ascensores de cristal.

Hijos de aristócratas, presidentes, senadores, magnates de los negocios, industrias y finanzas, artistas plásticos y demás, se ven apresurados intentando llegar a tiempo a sus clases. Si te importa el físico, estarás feliz de saber que todos lucen como modelos y dioses. Una pena que muchos no tengan nada en el cerebro, y otros sean tan engreídos que necesitan un camión gigante para poder cargar el peso de sus egos.

Yo diría que estoy en un punto gris, como una pelusa, basura que está en un rincón que no puedes alcanzar, pero que no se ve ni molesta.

Llego a con diez minutos de adelanto, lo que me permite escoger mi asiento de siempre; tercera fila, silla número 16, que tiene una vista simétrica, perfecta y exacta del auditorio donde hablan los profesores. Ni muy cerca, ni muy lejos.

Dolce BelladonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora