Kilómetros de grandes árboles van quedando detrás de nosotros a medida que avanzamos por la carretera hacia la fiesta. Los pequeños copos de nieves se pegan en el vidrio de mi ventana y van adornando lo poco que se puede ver de los pinos semicultos por la neblina. El otoño se ha ido, lo que significa que voy a congelarme hasta que llegue a la entrada del club. Mientras recuesto mi cabeza en el cristal, mi mente no deja de imaginar un montón de escenarios en los que todo puede salir mal esta noche. Hace tanto que no asisto a una fiesta, que siento que ya no sé cómo desenvolverme con naturalidad alrededor de otros. ¿Tengo que ser amable? ¿Qué tanto tengo que hablar? ¿Sonreír?
La sola idea de no poder retractarme y regresara mi casa por Brando, hace que se me retuerza el estómago. Desde hace diez años aprendí a pensar en mí primero que los demás. Puede que suene egoísta, quizás lo sea, pero no me importa. Todo por culpa de...
—¿Estás bien? —me pregunta Brando preocupado poniendo su mano sobre mi rodilla.
No es hasta este momento en que soy consciente de estar moviendo mi pie, así que me detengo.
Me encojo de hombros.
—No tienes que estar nerviosa, todo va a estar bien —aprieta mi rodilla—. Tal vez te guste y termines pasando un buen rato. Quién sabe.
Las ganas de resoplar mueren en mi boca, pero no mis palabras.
—No lo creo —lo veo fruncir sus labios y decido arreglarlo—. Pero ya veremos.
Y como arte de magia, vuelve a recuperar su sonrisa.
Veinte minutos después la limosina se detiene. Un malestar se instala en mi pecho, pero lo contengo; aprieto los dientes e inhalo disimuladamente.
—Vamos —indica Brando.
Me ruedo por el asiento para llegar a la puerta, pero Chiara nos detiene.
—¡Esperen! Quiero una foto de mi primera fiesta en la universidad.
La miro irritada alzando una ceja.
—¿Qué? Necesito subir esto a mis redes.
Estoy lista para negarme pero Brando se me adelanta.
—Está bien —le dice amable y la italiana selta un chillido.
Le doy una mirada de esas, que si fueran un arma, ya estaría muerto.
—Solo será una foto —susurra solo para nosotros.
Acepto de mala gana . Pero lo que era una foto; se convierte en tresy un video.
—Se acabó —digo harta.
Bajo de la limusina seguida de Chiara y reparo la enorme y elegante fachada del lugar. El nombre resalta grande en lo alto con luces neón "XTASIS".
Brando toma mi mano, Chiara entrelaza su brazo con el suyo por el otro lado y caminamos juntos. La entrada te hace sentir en una entrega de premios; alfombra roja, flashes disparados de todos lados por parte de camarógrafos y reporteros de las mejores revistas que se reúnen para tomar una foto, o con suerte, una entrevista de los hijos más importantes del mundo. Muchos se preguntarán por qué la fiesta de unos mocosos con dinero es tan importante. La respuesta está en que nuestra universidad es reconocida por hacer enormes fiestas de recaudación para las fundaciones benéficas de niños con cáncer, niños sin hogar y para centros de investigación de enfermedades.
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Dolce Belladona
Mystery / ThrillerNo te acerques. Sigue el plan. No los mires. No caigas en la tentación. Escucha tu cerebro. Ignora tu corazón.