P.O.V Garu
10 de Octubre
Como ya es costumbre me pasé la tarde después de la escuela entrenando con Chang, como siempre Abyo me acompañaba.Siempre después del entrenamiento nos daba mucha hambre, así que fuimos al restaurante.
Había mucha gente, pero nosotros ya tenemos (más o menos) una mesa asignada.
Aquí es donde empieza lo raro.
Soy el tipo de persona ordenada y rutinaria, no me gusta lo inusual. Cualquier cambio o alteración en mi rutina yo la noto.
Una sensación extraña de incomodidad llenó mi cuerpo mientras ordenábamos, pero decidí ignorarla.Pucca esta atendiendo las mesas, ella es la chica del delivery. Ella nunca hace eso.
¿Soy solo yo o Dada siempre ha sido castaño y no me di cuenta?.
Eran algunos de los pensamientos intrusos que pasaban por mi mente en lo que llegaba nuestra comida.Mi orden llegó primero, pero en lo que fui al baño Abyo se la había comido así que tuve que ordenar otra vez.
Pucca mencionó que necesitaba ayuda con unas labores de la casa, así que yo y Abyo nos ofrecimos a ayudar.
Pucca nos agradeció con un postre gratis y un beso en la mejilla para mí.
No hicimos la gran cosa, solo ordenar unas cosas, barrer y trapear el piso, y mover unos muebles.
Me preguntaba el porque Pucca necesitaba la ayuda, hasta que la vi en la cocina. Pucca no es una gran cocinera, por lo que estaba haciendo un desastre.
Eran unos filetes de pescado fritos acompañados de papas a la francesa. Los puso en una bandeja junto a un vaso de té helado.
La comida en si no tenía nada de malo. Pero nadie en Sooga, o en Corea, o en toda Asia acostumbra comer pescado así, al menos nadie que yo conozca.
Estaba tentado a preguntarle para quien era la comida, pero antes de que tuviera la oportunidad ella ya se encontraba subiendo por las escaleras con sumo cuidado.
La seguí cerciorándome de que no se diera cuenta. (Se que espiar está mal, pero no puedo evitarlo. Soy un metiche de primera)
Llego a la puerta de una habitación en el tercer piso de la casa.
Podía escuchar una música. No entiendo casi el inglés, pero el cantante parecía estar gritando hasta lastimarse la garganta y la melodía se escuchaba lenta y triste.
-¿Puedo pasar?- preguntó Pucca después de tocar la puerta. Sosteniendo la bandeja en una mano.
Alguien dentro de la habitación le respondió y ella abrió la puerta para entrar.
Pucca dejo la puerta abierta. La música se escuchaba aún más fuerte, tanto que apenas podía escuchar lo que decían, pero lo más desconcertante era el aroma que emanaba de esa habitación.
Nunca he ido a una cantina (que yo recuerde) pero siempre he imaginado que huelen así: alcohol barato, sudor y tristeza.
“Me preocupo por ti”
“Tienes que comer algo”
"Por favor, hermanito. No puedes estar así todo el día.”
“Tenías que darte cuenta”
Son algunas de las cosas que alcancé a escuchar de Pucca.
En la canción sonó algo parecido a “O Yoni” y quien fuera que estaba en la habitación empezó a sollozar muy fuerte.
En ese momento bajé las escaleras lo más rápido que pude sin hacer ningún ruido y esperé a que Pucca bajará.
Abyo y yo nos despedimos de Pucca (yo con un corto beso en sus labios). Se veía algo preocupada y triste.
Y creó saber porque...
[...]
-¿Qué paso, hombre? ¿A dónde llevo la comida?- preguntó Abyo al salir de la casa.- A un cuarto en el ático- susurró Garu .
-¿Alguno de sus tíos, tal vez?-.
- Lo dudo, la persona del cuarto tenía música en inglés-.
Abyo lo miró en Shock. -¿Qué canción era?- preguntó.
-No lo sé, pero se escuchaba triste.- respondió Garu.-Un tipo que se la pasa encerrado en su cuarto escuchando las mismas canciones tristes una y otra vez, ¿no te suena eso familiar?- comentó Abyo.
Garu también había recordado el documental, pero estaba seguro que no se trataba de eso.-Ya Abyo, no seas ridículo-. Se burló Garu.