CAPITULO 10

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CAPITULO 10

No sé cuánto tiempo llevo aquí, desde que platique con HARUKA no lo eh visto, Alan es el que se a encargado de mi, me inyecta algo que me hace sentir una desesperación que no puedo controlar, me duele el cuerpo y después ya no recuerdo nada, creo que es mejor por qué no se que hace en ese transcurso, solo se que mi cuerpo y  entre mis piernas me duele y me encuentro con  chupetones en mi cuerpo, solo espero que no sea lo que estoy pensando, por favor Dios cuánto más voy a resistir, por qué no simplemente me mata y ya, que es mucho pedir?

Me duele el estómago, tengo hambre y mis labios están muy resecos.

Dios líbrame de este destino cruel que estoy viviendo por favor... no sé qué es lo que te deba pero ya no quiero esta vida...

-Hola nena cómo estás?

Levanto un poco la cara y veo al maldito este, que habré hecho que la vida me la está cobrando caro.

-Q… que es lo… que quieres?

El maldito trae un arma en la mano y se acerca a mi.

-Como que, que quiero nena? Tu ya sabes, te dije que iba a borrar cada caricia que ese bastardo te hizo y creo que lo e logrado por qué gimes como perra en celo, cuando te hago mía, - pone la otra mano en su barbilla – aún que creo que lo e hecho mal, no debía de inyectarte... dormirte o que sea lo que hacer eso que me dieron... para hacerlo, necesito que veas que yo puedo hacerte vibrar mejor que cualquiera que te encuentres en esta vida.

Nooo, no puede ser osea que…

-Has, has abusado de… mi?

-NO, NO DIGAS ESO, YO NO HARIA ESO CONTIGO, - grita y me asusta que se ponga así, respira y medio se calma - eres mi mujer, eso no es abusó. De hecho ayer sentí que te perdía, dejaste de respirar y me asuste mucho, pensé que te había matado.

No, no puede ser, por qué a mí?

Darme cuenta de que mis sospechas son verdad, me desgarra más, mis lágrimas comienzan a salir, forcejeo con los amarres pero me arden las muñecas.

-Eres un maldito, por qué me haces esto, que fue lo que te hice? Por qué sí según me amas con locura, me haces sufrir tanto...

El evita mis preguntas y saca otro tema.

-Sabes estaba pensando en ir por tu escuincle... pero mejor te voy a dar a otros, al cabo con todas las veces que te eh hecho mía yo digo que ya aquí debe de a ver otro chamaco.

Mis lágrimas siguen cayendo, no mi hijo no, a mi que me haga lo que quiera, pero a mi hijo no y ahora solo quiero morirme.

El se sienta en la cama y comienza a levantar mi blusa con el cañón del arma.

-NO Alan, de... déjame po... por favor, no me to... toques, no quiero por favor.

-Pero nena, de verdad que siempre te gustó, asta me pedías más, solo ayer que paso eso no pude terminar.

Me retuerzo, tratando de quitarme esa cosa de mí. Pero es algo imposible y no quiero que me toque.

-Quítame eso, no me toques, Alan por favor.

Lo trato de empujar pero no puedo hacer nada.

El deja el arma a lado de mi cabeza, toma mi blusa del cuello y la desgarra.

-No, no por favor, no lo hagas, Alan por favor...

Le ruego, le suplico que no lo haga, que no me toque pero él no hace nada por evitarlo.

-Que te pasa Sere, antes no decías eso? Y hace unos días lo hozabas como siempre, si es por la ropa te compraré nueva, por eso no te preocupes nena.

MALDITO PSICÓPATA (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora