Oh, mi bebé • [JimSu]

p r ó l o g o 🍼

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"Entonces... señor Min," La ginecóloga se acomodó los lentes que reposaban sobre el puente de su nariz, sonriendo con tanta lástima que Yoongi quiso salir del consultorio en ese instante. "¿recuerda cuál fue mi primer diagnóstico?"

"No realmente." Por supuesto que lo recordaba, pero seguía en total negación.

"Bueno, fue endometriosis." Justo lo que no quería escuchar. Sin mencionar nada, la omega de mediana edad frente al castaño roció un poco de neutralizante de aromas, pues la tristeza comenzaba a manifestarse en el olor que surgía de Yoongi. "Ahora, todos los estudios que le fueron realizados señalan que mi hipótesis era correcta."

Triste, definitivamente triste.

"Como le comenté, esta condición es la causa de que su celo sea extremadamente doloroso. Mucho más de lo normal."

Yoongi suspiró, asintiendo como señal de que estaba comprendiendo todo lo que se le decía. Ni siquiera podía hablar, el nudo en su garganta y el dolor en el pecho no se lo permitían.

"Todo puede mejorar si es sometido a una operación, o..." El castaño cerró con fuerza los ojos, casi como si le temiera a la palabra que sabía saldría de los labios de la doctora. "embarazándose."

Un suspiro de parte del hombre. "Congelaré mis óvulos, los saludables, y entonces tendré un bebé."

"¿Puede repetirme cuántos años tiene?"

"Treinta y nueve."

"Mire, con el paso de los años, los óvulos envejecen, dejan de ser viables y, entonces, las posibilidades de quedar embarazado son menores." La mujer observó como el pálido omega frente a ella jugaba nerviosamente con sus dedos. "Después de los treinta y cinco años, la posibilidad es de diez por ciento. Al llegar a los cuarenta es de cinco, y la probabilidad de perder al bebé en las primeras diez semanas es de noventa por ciento."

Yoongi no decía nada, tampoco podía ver a los ojos a la omega, pues sabía que terminaría llorando.

"¿Cuándo va a casarse?"

"No... no pienso hacerlo. Tengo diez años soltero por lo que ya no es una posibilidad."

La doctora suspiró, queriendo abrazar al hombre.

"¿Debería programar la fecha de la operación?"

"No." Y no pudo esperar una respuesta más sorprendente que la que le fue entregada. "Conseguiré un donante de esperma. Gracias por todo, nos vemos."

Yoongi se puso de pie y sin olvidarse de su maletín, salió del consultorio y posteriormente del hospital. La primera lágrima cayó estando ya fuera, pensando en qué había hecho mal para merecer lo que le estaba pasando.

Desde muy joven, Yoongi deseaba ser papá y entregarle todo su amor a un bonito bebé. Estudió arduamente para conseguir un buen trabajo, lo consiguió y, luego de establecerse, comenzó a tener citas; todas y cada una de sus pocas relaciones fracasaron. Llegó el momento en el que se rindió y decidió volver a enfocarse en su vida laboral, hasta ahora.

"Buen día, jefe Min," Yoongi sonrió como pudo al salir del ascensor y encontrarse con sus compañeras de trabajo. "hoy a las once treinta tenemos una junta directiva."

"Es de suma importancia, según el presidente."

"¿El presidente?" Preguntó el omega a sus subordinadas, las dos betas que formaban parte del equipo de marketing.

"Increíble, ¿cierto? Nadie sabe de qué se trata."

Yoongi asintió, yendo hasta su escritorio para encender su laptop y comenzar a trabajar.

"Por cierto, ¿cómo le fue en su cita con la ginecóloga, jefe Min?"

Resopló desanimado. "En resumen, tengo que conseguir esperma de un buen alfa para poder tener un bebé." Inmediatamente, ambas chicas se quedaron calladas, sin saber qué decir ante la floja sonrisa en los rosas labios de su superior.

"¿Con-conseguir es...perma?" La también castaña, Seungwan, tragó saliva. "¿No es más fácil casarse?"

Una risita salió desde lo más profundo del pecho de Yoongi, posteriormente negó recargándose en su cómoda silla.

"Intenté casarme durante los pasados diecinueve años y no lo logré." El décimo suspiro en menos de cuatro horas. "Cásense pronto o terminarán como yo."

Sin esperarlo, la otra beta, Tsuyu, se puso de pie con su celular en mano y le llamó a quien, Yoongi supuso, le gustaba. Y si su triste historia al menos servía como enseñanza, entonces no era tan malo.

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