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Más de un mes en Italia,
Comenze a trabajar de mesera al poco tiempo de llegar,
Quién iba a pensar,
Me sentía dichosa de estar viva,
Feliz de que mi familia me deseara lo mejor.
Y yo orgullosa de haber tomado aquella decisión.

Era feliz con tan poco,
Sentada debajo de un arbol viendo las personas caminar,
Amaba el idioma italiano,
¡Los niños y su felicidad!
Me contagiaban.
Y sus atardeceres tan magicos,
Allí, en Italia, me encontre a mi misma.

LA TRISTEZA QUE CONOCÍ EN TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora