ETERNALLY | Choi Soobin [Hearts➹2]✔

◖Capítulo 41◗

Soobin.

Dolor.

Depresión.

Agonía.

Tantos sentimientos, en alguien tan joven como yo. Pretendía no sentirlo por más tiempo, y también quería mantenerme positivo para Akiko; sin embargo, me derrumbe aún más cuando ví las intenciones de mamá.

Abroché mis últimos dos botones faltantes, para colocarme la corbata. Decidí no fajarme esta vez, y partí mi cabello en dos, quitando lo dulce que me hacia lucir cubriendo mi frente. Si bien, estaba con el humor un poco irritante, contando las pocas horas de sueño, creaba un extraña sensación de rebeldía.

Tomé mi mochila y me dispuse a querer abrir la puerta de mi habitación pero me detuve. Algo me estaba carcomiendo. Regresé a verme en el espejo cruzandome de brazos.

Debo fajarme.

Después de unos minutos, por fin salí dirigiéndome a la habitación de Yeonjun.

—¡Te espero abajo!.—le grité, para después agarrar rumbo a las escaleras.

Suspiré frustrado, moviendo mi corbata de un lado hacia otro en un intento de agarrar más aire, sentía que me asfixiaba.

—Que rápido pasa el tiempo, en una semana será Marzo, y en tres meses me voy.—la irritante voz de Minho me hizo rodar los ojos— ¿Sucede algo primito? No pareces muy feliz.

Curveé mis labios, dándole una sonrisa falsa.

—Todo está bien.—le contesté cínico.

—Es, increíble. Por primera vez veo una faceta de Choi Soobin... no suave, te ves irritado y cansado. Debes tener mucho estrés acumulado, ¿Es por lo que le pasó a tu padre?. —preguntó directo.

Resoplé frustrado.

Los hombros me dolía y estaban tensos.

—No lo menciones.—ordené sin mirarlo.

—Eres el mayor de los tres, debes estar cargando por mucho. Supongo que Hayashi no te ayuda a liberar ese sentimiento guardado.—contestó con simpleza, analizandome por completo— Quiero decir, estas quedandote en su casa, supongo que...

—Minho, será mejor que cierres la boca. —lo interrumpí alzando mi voz, sin darme cuenta.

El solo sonrió. Y quedó en silencio durante unos minutos.

—Ella tiene una bonita casa.—me tensé al escuchar eso— Se ve todo remodelado... La sangre en la alfombra ya no está, por supuesto.

Mi respiracion empezó acelerarse, así como mi ceño se fruncia cada vez más. Apreté mis puños, tensando la mandíbula.

—¿Fuiste... a su casa?. —pregunté sin ocultar lo molesto que me encontraba.

—Es un poco descuidada y miedosa. Debiste ver como temblaba cuando me encontró en su cocina.—sus ojos estaban clavados en mi, y sabía a la perfección que es lo que quería lograr— Me tiene miedo por las razones equivocadas. Ella cree que maté a su padre.