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Un suspiro escapó de los labios de Son Chaeyoung

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Un suspiro escapó de los labios de Son Chaeyoung. Echaba de menos a la elfa. Había sido una noche aburrida y no podía sacar a la mayor de su cabeza. Se sentía sola por la noche, sin sentir los brazos de Mina rodeándole la cintura porque "las amigas duermen así".

Chaeyoung soltó una risilla. Mina era tan ingenua y ajena a todas esas cosas, que no, los amigos no suelen acostarse envueltos en los brazos del otro, o besarse bajo un muérdago, o tomarse la mano casa segundo en cualquier lugar y en todas partes. A Chaeyoung le gustó aquello. Mina era tan inocente en ese sentido, que ni siquiera se percataba de cómo hacía sentir a la coreana.

Quería recuperar a su inocente e ingenua Mina. Pensaba que la sentencia era estúpida y un total complot para mantenerlas separadas. Porque aparentemente ella era "una mala influencia". La pequeña miró el globo de nieve que Mina le había dado. No era un globo de nieve ordinario. No, de hecho, era más precioso que cualquier regalo hecho a mano que pudiera recibir ¿Por qué? Bueno, eso lo sabremos después. — Mina. — Chaeyoung susurró al aire y cerró sus ojos.

Mina abrió los ojos y levantó la vista desde su cama

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Mina abrió los ojos y levantó la vista desde su cama. Pensó que había escuchado la voz de Chaeyoung ¿Pero cómo pudo haber sido eso? Se encogió de hombros y se sentó. Había pasado toda la noche en su cama sin poder conciliar el sueño. El lugar junto a ella se había enfriado. El lugar en el que Chaeyoung encajaba cómodamente. La elfa pasó sus dedos por el lugar y dejó salir un suspiro.

Lo siento mucho, Chaeyoung. No debí haber sido tan descuidada como lo fui. — Se sentó y frotó sus hinchados ojos. Había llorado dos veces durante la noche por un único pensamiento que rondaba en su mente, que ya no volvería a ver a su especial amiga. Realmente extrañaba a Chaeyoung. No podía describir el sentimiento ¿Por qué le dolía tanto el corazón cuando no estaba con ella? Nunca antes había sentido ese sentimiento.

Unos golpes en la puerta la sacaron de su trance.

Aclaró su garganta. — ¿Sí? — Preguntó.

Sana asomó su cabeza. — ¡Hola! ¿Cómo te encuentras? — Mina suspiró. — Estoy bien. Solo estoy algo aburrida. Podría ir al taller. — Sana se cruzó de brazos. — De todos los lugares ¡¿El taller?!

𝐃𝐞𝐚𝐫 𝐒𝐚𝐧𝐭𝐚 ➳ 𝐌𝐢𝐜𝐡𝐚𝐞𝐧𝐠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora