𝐃𝐞𝐚𝐫 𝐒𝐚𝐧𝐭𝐚 ➳ 𝐌𝐢𝐜𝐡𝐚𝐞𝐧𝐠

𝐬𝐞𝐜𝐡𝐬𝐳𝐞𝐡𝐧

— Quiero llevar a Tzuyu a París, Francia. — Dijo Chaeyoung. Recibiendo miradas confusas por parte de las tres chicas que la acompañaban. — Me escucharon. Quiero llevar a mi amor platónico a la ciudad del amor. — Dijo para posar su mano en su cintura con actitud. Mina aclaró su garganta. — Chaeyoung, sé que quieres llevar a tu amiga...

—Ella no es mi amiga, Mina. Vamos a tener una cita. — Dijo como si fuera un hecho. La elfa guardó silencio. — ¿Estás bien Chaeyoung? — Preguntó Dahyun.

— Estoy perfectamente bien. Solo quiero ir a París con mi crush M-Tzuyu. Tzuyu. — Chaeyoung dijo sin poder evitar al sonrojo que se apoderó de sus mejillas.

— Bueno... pudieron ir a Texas ¡Oh Sana, vayamos a Francia! Yo sé francés. — Dijo Dahyun. Sana sonrió. — ¿De verdad? ¡Oh Mina, vamos, vamos! — Sana chilló. Chaeyoung miró a Mina quien clavó su mirada al suelo.

¿Crush? ¿Tzuyu? ¿Sería aquella chica que vio en el estanque patinando sobre hielo con su dulce Chaeyoung? Mina realmente no sabía qué pensar de la situación. Sobre su Chaeyoung con otra chica.

Siguió sintiendo el mismo sentimiento que sintió cuando vio a Chaeyoung con otra chica. Ella no quería sentirse así. Ella no quería que alguien se llevara a su "amiga". Mina suspiró.

— Supongo que podemos hacer un tiempo para ir. Pero no debemos estar en París por más de dos días ¿Entendido? El abogado seguramente nos castigará a todas.

Sana y Dahyun vitorearon mientras Chaeyoung sonreía para sí misma. Ella pondría celosa a Mina.

— Ah, genial. Así que a buscar a Tzuyu, vamos. — Dijo la menor. Mina volvió a quedarse en silencio evitando la mirada de la joven coreana. Mientras que ésta, tomó nota de aquello y sonrió.

— ¿Que quieres qué? — La más alta preguntó y se estremeció mientras mantenía la puerta abierta. Chaeyoung se sonrojó. — ¿Podríamos hablar adentro? Me estoy congelando. — Pidió.

Tzuyu asintió y se apartó del camino para darle paso a Chaeyoung. Mina soltó un jadeo y agarró la mano de la más baja.

— Mina, está bien, solo hablaré con ella unos minutos. Está bien. — Le dijo suavemente. La elfa dudaba. Pero terminó por soltar la mano de la joven.