Capítulo 4

368 34 11
                                    

POV AMAIA

Estoy súper nerviosa, no paro de mirar el desastroso armario que tengo delante buscando algo que ponerme. No quiero vestirme mucho para que luego pueda estar cómoda para el resto del día, pero no sé porque necesito crear una buena impresión.

Acabo cogiendo un pantalón negro ancho junto a un top de flores que me encanta. Me la coloco y veo que está algo arrugada. Ojalá estuviera ahora mismo aquí mi madre. O mejor no. Porque se moriría si me ve salir así.

Retoco mi pelo, me doy pequeñas pinceladas de maquillaje, que quede natural, cojo mi bolso y salgo disparada hacia su hotel, donde hemos quedado.

Como siempre voy tarde, así que acelero el paso y siento como ya estoy sudando y aún no he llegado. Resoplo resignada cuando tuerzo la esquina llegando a mi destino. Allí está Alfred mirando el reloj sin duda igual de nervioso que yo.

-Lo siento, lo siento-digo disculpándome mientras me acerco a él que enseguida me sonríe y me abraza.

-No pasa nada. Menos tiempo para estar ahí dentro-dice haciendo un gesto de desagrado.

-¿Todo bien?

-Si, solo que mi madre es algo…como diría…sobreprotectora y no quiero que te haga sentir incómoda y que…

-¿Y qué?

-Y que te alejes de mi.

-No me voy a alejar de ti por tu madre. Solo me iré si tú me dices que lo haga. Así que señorito, más te vale que no me lo digas-digo sacándole una sonrisa.

-¿Estas nerviosa?

-Cagada sería la palabra.

-Estoy aquí, si en algún momento te sientes incómoda cogemos y nos vamos ¿Si? Sin compromiso. Parece que estoy hablando como si fueras al infierno y de verdad que tengo unos padres increíbles…pero a veces…bueno supongo que…da igual-dice cabizbajo-seguro que va bien-dice intentando sonreír pero cuando su sonrisa no llegaba a sus ojos, sabía que algo iba mal.

Entramos dentro del hotel y nos dirigimos hacia la parte del fondo donde se encuentra el restaurante. Alfred va a mi lado cabizbajo y antes de darme cuenta tengo mi mano alrededor de la suya, encajando perfectamente. Le veo mirarme sorprendido y yo le dedicó una sonrisa con la que espero que entienda que pase lo que pase ahí dentro, estoy con él.

Cuando entramos en el restaurante, Alfred me suelta la mano y se dirige hacia una pareja, bastante mayor para lo que me esperaba, que enseguida le reciben con sonrisas.

Yo me acerco detrás de él, tragando saliva y con las manos sudorosas por los nervios.

-Hola soy Txus, y él es Alfredo. Somo los papás de Alfred, tu debes de ser Amaia ¿No?-dice acercándose para dejar un beso en mi mejilla mientras me agarra las manos entre las suyas.-Eres mucho más guapa de lo que mi hijo me había dicho-dice haciendo que me sonroje mientras miro a Alfred que me mira con una sonrisa.

Nos sentamos en la mesa. Yo al lado de Alfred, su madre justo enfrente de mi y su padre enfrente de él. No sé ni a donde mirar, porque estoy súper nerviosa con era situación. Pero entonces siento una mano sobre mi pierna, no tengo ni que mirar para saber qué es él. Poso mi mano sobre la suya e intento tranquilizarme.

-Quería daros las gracias por la invitación.

-Oh, gracias a ti por aceptar. Sé que tendrías cosas más importantes que hacer que comer con dos ancianos como nosotros-dice riéndose-Alfred me ha hablado tanto de ti, y pasa tanto tiempo contigo que quería conocerte.

-Lo entiendo. Seguramente mi madre pensara como usted.

-Por favor nada de usted. Txus-dice sonriendo.-Pidamos para comer ¿Si?

En líneaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora