Capítulo 3

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POV ALFRED

Me levanto lleno de energía, y después de desayunar y mirarme al espejo para estar perfectamente mil dieciséis veces, salgo a la puerta del hotel para esperar a que llegue.

El día está genial, hace algo de fresco pero si vamos a andar será mucho mejor que si hace calor. Pamplona es una ciudad pequeña comparada con Barcelona, pero es muy bonita y tranquila, me gusta y me gusta aún más la pamplonica que se acerca a paso ligero hacia mi.

-Lo siento, siempre llego tarde no puedo evitarlo-dice recuperando el aliento y yo le sonrió de vuelta.

-Entonces, ¿Dónde empezamos la ruta de hoy?

-Ya lo verás-dice con una sonrisa poniéndose en camino y yo la sigo-por cierto, buenos días.

-Buenísimos días diría yo-digo mientras la miro de cerca, está preciosa a pesar de llevar un vaquero y un jersey normalito. La verdad es que da igual lo que lleve siempre que sonría y me mire con esos ojos marrones y grandes que parece que ven más allá de mi.

-Eres un pelota, que lo sepas-dice riéndose, pero puedo ver qué se ha sonrojado un poco.

Vamos todo el camino charlando y ella de vez en cuando me va comentando algo sobre su ciudad.

De repente se queda parada y cuando miro a mi alrededor veo un castillo o algo parecido delante de mis ojos.

-¿Qué es esto?

-Es la ciudadela, parece poco por fuera pero tiene un jardín en el interior precioso. Vamos-dice agarrándome de la mano y tirando de mi hacia el interior de aquella gran fortificación.

Atravesamos un puente y una enorme puerta hacia el interior. Ella va por delante mientras señala cosas a mi alrededor y habla y da datos como si de verdad fuera una guía con todas la palabras.

-Es una fortificación renacentista y ves, esa puerta por la que hemos pasado se llama la puerta del Socorro y ese puente…¿Qué?-dice mirándome con los brazos cruzados sobre su pecho.

-Nada, es que jo, eres tan mona-digo haciendo que se sonroje lo que provoca que me ria.

-Bueno si no te lo vas a tomar en serio entonces-dice girándose enfadada y yo corro hasta alcanzarla agarrándola por las manos.

-Lo siento ¿Vale? Has preparado todo esto por mi y no quiero que pienses que me lo tomo a broma. Solo me ha hecho gracia, no sé, no te pegaba. Pero lo siento no quiero que pienses que no te tomo en serio, porque lo hago, te lo prometo.

-No, no pasa nada. En realidad no tenía ni idea de lo que estaba hablando. Me lo aprendí de memoria ayer para que pensaras que podía ser una buena guía-dice riéndose y yo rio con ella.-En realidad, menos mal que me has parado porque ya no sabía que decir más.

-No pasa nada-digo riéndome-esto es precioso, y me vale con la buena compañía-le digo con una sonrisa, le agarro de la mano y sin más tiro de ella hacía el interior.

Recorremos cada recoveco de la gran fortaleza hasta que acabamos cansados y sentados en los hermosos jardines que tiene en el interior.

-¿Te ha gustado la visita?

-Me ha encantado. De verdad, no sabía que Pamplona era tan bonita.

-Es preciosa. Me encanta vivir aquí, aunque a veces se me hace pequeña. ¿Qué tal Barcelona?

-La mejor ciudad del mundo-le respondo con una sonrisa.

-Nunca he estado.

-Pues cuando vayas aquí tienes al mejor guía que podrías tener-digo haciéndola reir.

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