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El castaño caminaba de un lado a otro en la pequeña habitación del hospital, frente suyo estaba su novio recostado en una camilla aún inconsciente desde que llegaron, Paul había tenido otra convulsión cuando llegó a emergencias, pero había durado menos y los médicos lograron controlarlo poniéndole una intravenosa pasando medicamentos por ella, ahora sólo faltaba que Jim apareciera y su novio despertara de una vez.

El camino hacia el hospital fue un poco dificultoso pero por suerte todo salió bien, para su dicha la mayoría de las luces estaban verdes y no había mucho tráfico, pero se estacionó de mala forma en la zona de emergencias del hospital, aunque aquello era lo menos importante, los médicos no tardaron en ayudarlo y estaba agradecido con ellos.

—¿John? Oh por dios. —James entró a la habitación por donde una enfermera lo había conducido, allí vio a su dulce hijo descansar sobre la camilla, y a su novio luciendo completamente intranquilo.

—Lo lamento tanto, tomé su auto sin permiso, yo no sabía qué hacer... —se disculpó con la voz un poco temblorosa, el adulto se acercó hasta él y lo abrazó, causando sorpresa en el chico.

—Hiciste bien John, y estoy muy agradecido contigo, trajiste a Paul a tiempo. —el de dieciséis sentía ganas de llorar, sintió mucho miedo, sintió miedo de no saber que hacer, sintió miedo de conducir un vehículo por las calles de Liverpool por primera vez, sintió miedo por su novio, sintió miedo de todo.

—Me dijeron que el doctor Patrick vendría en unos minutos, tal vez quieran adelantar la cirugía de Paul. —el adulto presionó su quijada, sintiendo impotencia y culpa por no haber estado allí, John no tuvo que pasar por todo el temor y el revoltijo de sentimientos que sintió, él debió ser quien pasara por todo aquello, no ese pobre chico.

—¿Quieres que te lleve a casa? De seguro tuviste un día agotador. —John negó inmediatamente.

—Le prometí a Paul que estaría aquí a su lado, no podría irme sin evitar sentir culpa. —el adulto asintió, comprendiendo su sentir, pero aún así estaba preocupado por John, se veía muy cansado.

—¿Mamá...?

Ambos voltearon con velocidad al oír la débil voz de Paul sonar en aquella habitación, sus ojos estaban cerrados aún, pero notaban que el muchacho estaba despertando. Su piel estaba pálida y se veían aquellas ojeras marcadas en su bonito rostro, tenía pequeñas banditas pegadas en la zona de su mejilla y en la palma de su mano, justamente donde el cristal le había herido la piel.

—Hijo, papá está aquí. —el adolescente abrió los ojos con lentitud gracias a la cegante luz, y vio a James a su costado.

—¿Dónde está Johnny? —preguntó intentando sentarse, sintiendo el cuerpo muy pesado y agotado.

John decidió acercarse al otro costado de su chico, haciéndolo sonreír muy suavemente cuando entró en su campo de vista.

—Aquí estoy. —el menor estiró su mano con la intención de juntarla con la de su novio, entonces la intravenosa y las heridas de su mano captaron su atención, ¿dónde estaba?

—¿Por qué estamos aquí? ¿Me desmayé en la casa de tu madre? —su novio negó, y el adulto los observó de manera intermitente.

—¿No recuerdas nada? —preguntó el castaño, el chico de la camilla negó.

Pudieron oír los zapatos de alguien sonar detrás suyo, voltearon y se encontraron con el neurocirujano simpático que estaba a cargo del caso del muchacho. Él venía sonriente, como siempre, y con la mitad de las manos metidas en los bolsillos de su bata blanca, su rostro lucía cansado, quizás llevaba horas trabajando sin descanso, aún así le quedaba energía suficiente para presentarse frente a ellos con alegría en su rostro.

change ; mclennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora