Paul giraba en su cama todo el tiempo, siéndole imposible conciliar el sueño, había regresado hace al menos una hora a su hogar porque las cosas se habían descontrolado en la pequeña celebración de cumpleaños. Cuando su novio y Julia salieron de la casa, la mujer fue la única que regresó tiempo después, llorando desconsolada, todos se vieron en la obligación de marcharse e intentar buscar al castaño por las calles, pues ambos habían ido a la casa de Mimi, luego John había dejado el lugar y no volvieron a verlo, no sabían dónde estaba.
—Geo, ¿sigues despierto? —preguntó en voz baja a su mejor amigo, que dormía sobre un colchón en el suelo junto a su cama.
—Sí, no puedo dormir... —contestó de la misma forma, observando el techo fijamente, utilizando sus brazos detrás de su cabeza como un soporte.
—Estoy muy preocupado. —confesó, sentándose en la cama.
No podía dejar de pensar en que el chico estaba por ahí rondando en las frías calles de la ciudad, sin cobija alguna y sin manera de poder comunicarse.
—Bueno, ambos estamos despiertos, puedo ayudarte a buscarlo. —Paul observó a su amigo levantarse del suelo, y se sintió un poco ansioso cuando lo vio ponerse sus zapatos.
—George, ¿estás seguro? —a continuación, también se levantó de la cama, y buscó con la mirada su calzado.
—Por supuesto que sí, John es mi amigo y también me preocupa que esté ahí afuera.
Ninguno se molestó en cambiarse la ropa y permanecieron en pijama, simplemente se pusieron zapatillas y sudaderas, llevando además una de sobra por si encontraban a John. Ambos bajaron las escaleras con cautela y salieron por el patio trasero, tomando sus bicicletas que habían utilizado anteriormente para buscar al castaño, y saliendo nuevamente a la calle con la intención de encontrarlo.
Primero fueron a la casa de Mimi a preguntarle si el chico había regresado, pero por desgracia ella tampoco tenía noticias de él, llevaba horas en la sala de estar esperando su llegada, deseando que regresara de una vez. Ambos se sintieron un poco deprimidos cuando la mujer les explicó brevemente lo que había ocurrido, y la causa por la que el muchacho se había ido de la casa completamente furioso.
Aquella noche John se había enterado del real motivo por el cuál vivía con su tía, motivo por el cuál había sido un blanco de burlas cuando pequeño porque la mujer cumplía el rol de madre y padre y no quienes correspondían. Cuando era un niño sus padres decidieron separarse y no fueron capaces de llegar al acuerdo de quién se quedaría con John, aquello los llevó a una fuerte discusión que terminó con Mimi llevándose al menor para que no presenciara tal escena. La mujer esperó y esperó a que fuesen a buscarlo a su casa cuando las cosas se calmaran, pero las horas transcurrieron, los días también, luego las semanas, los meses, y finalmente los años, pero ellos nunca regresaron por su pequeño hijo, que al pasar del tiempo dejó de preguntar dónde estaban sus padres y cuándo regresarían por él.
Luego de estar un par de minutos con Mimi decidieron seguir buscando, notando lo solitarias que eran las calles a esas altas horas de la noche, ya casi eran las dos de la mañana, y no había ni un alma por ahí.
—¿Crees que pueda haber regresado al parque? —preguntó George, jadeando ya un poco cansado de haber pedaleado tanto.
—Espero que sí... —murmuró el mayor de ambos sonando igual de cansado, pero no se rendiría ahí, debía seguir buscándolo.
Ambos se dirigieron hasta aquél lugar que conservaba miles de recuerdos para su grupo de amigos, y se dividieron para buscar en cada árbol, cada banca, y cada rincón del parque, deseando ver al castaño allí. Paul llamó su nombre un montón de veces a medida que avanzaba, George imitaba a su mejor amigo, pero las únicas respuestas que recibían eran el sonido de los grillos, o algún aullido de los perros callejeros que dormían por ahí.

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change ; mclennon
FanfictionEllos son los clásicos rivales de escuela, uno, es el capitán del equipo de basketball, y el otro, presidente de la clase, notas perfectas, podría decirse un ratón de biblioteca Su odio puede notarse a distancia, y nadie puede entender las causas. ...