Kitsune se paró con una clara pereza, levantó la mano y con el dedo índice apuntó a Saru.
Kitsune: tu serás el primero-dijo con tono suave mientras se dirigía al centro del campo de entrenamiento-.
Una vez ambos, uno frente al otro empezó el pequeño duelo.
Saru empezó con su típico taijutsu de palmas suaves y Kitsune empezó a esquivar uno a uno los ataques del Hyuga, luego de un par de segundos el Hyuga se dió cuenta que algo tan simple no iba a funcionar con su capitán, por lo que empuñó su katana y empezó a dar pequeños cortes al aire intentando atinar algún punto vital de del rubio.
Kitsune empezaba a sentir un poco de nervios ya que empezaba a hacerse más difícil esquivar las cortadas del pelinegro, además el Hyuga podía predecir algunos de sus movimientos con su Byakugan. Esto se estaba tornando algo tedioso para él.
Lugo de aproximadamente tres minutos de lanzar cortes al aire el ojiperla empezó a hacer un pequeño plan es su cabeza, ya que no había conseguido siquiera hacerle un corte al rubio decidió dejar de hacer lo que estaba haciendo e intentar acorralar lo para así acestarle un golpe, siquiera un rasguño serviría, a pesar de su corta edad el Hyuga sabía táctica, y tenía mucha experiencia, cosa que su capitán probablemente no tuviese.
Empezó su plan, primero se hizo al exausto he intentó que su capitán bajaste un poco la guardia. No sucedió. Plan B está vez intentó mandar al rubio hacia una serie de árboles. Tampoco funcionó. En este punto el pelinegro no sabía si era suerte o si su capitán era un genio estratega, estaba algo confundido, se le acababa el tiempo, no podía permitirse perder con un niño de ocho años, sería una deshonra para su clan, debía hacer algo, así que decidió que utilizaría su técnica secreta, a pesar de que aún no estaba totalmente controlada sabía que había una gran probabilidad de que funcionase.
Así que se puso en posición y susurró para sí mismo "Hakke Rokujuuyon Shou" (ocho signos sesenta y cuatro palmas), tenía un buen control de chacra, pero no era perfecto, y está técnica aunque no era la más fuerte de su clan si estaba en el top. Para está técnica necesitaba un control perfecto, si fallaba podía lastimarse a si mismo, había estado practicando pero no la controlaba al cien.
Nuevamente se abalanzó hacia Kitsune avanzó un poco y se paró en frente del ojiazul. Empezó la técnica, pero algo falló, al parecer su control había fallado ligeramente, y parte del chacra del ojiperla chocó contra su cuerpo, provocando que cayera de rodillas, el daño no había sido muy grave pero lo suficiente para dejar al pelinegro fuera de combate por uno o dos minutos, ya que su red de chacra había sido ligeramente afectada.
El rubio con claro desinterés de acercó al pelinegro.
Kitsune: ya basta, se te acabó el tiempo, yo ganó -le dijo con un tono decaído, cómo si sólo lo dijera por rutina-
Kitsune ayudó al Hyuga a ponerse de pie y lo dirigió hacia donde se encontraban los demás anbuas. Lo dejo sentado sobre un tronco y se giró hacia Remūru.
Kitsune: tu serás el siguiente -dijo con el mismo tono que se dirigió a a Saru-.
Al instante se encontraban uno frente al otro en el medio del campo, dónde antes de encontraban Saru y su capitán.
Kitsune se puso en una posición más de relajo, mientras su oponente se ponía en posición de pelea.
Al cabo de unos segundos se encontraba a un ojimiel desapareciendo entre los árboles.
Kitsune se encontró un tanto sorprendido, pero nada que no pudiera solucionar, al cabo de unos segundos el rubio sintió algo raro en el ambiente, parecía haber cambiado algo.