Capítulo 13

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Otra noche. Otra mala noche para la ojiverde. El frío era casi imposible de tolerar. No había suficiente la pequeña manta que había llevado.

Salió de cabaña en la que se había quedado. Al menos el día se miraba mejor; el sol estaba en todo su esplendor, y no escuchaba gruñidos. Podría descansar un rato más.

Pero luego pensó: ¿qué era lo que realmente pretendía con irse de la comunidad? ¿Qué se supone que estaba buscando? No podía combatir a los justicieros sola. Y luego recordó a ______. La buscaría a ella y la haría arreglar todo ese malentendido. Y si era necesario matarla para entregar su cuerpo sin vida a los justicieros, lo haría. Lo haría para proteger a Scrowland.

Vio la fogata que había hecho la noche anterior. Aún salía humo de ella. Se sentó frente a ella, comiendo lo último que quedaba de la lata de atún que había dejado a medio comer. Sentía como todo su cuerpo se despertaba, sus sentidos se agudizaban. Levantó la vista al cielo, celeste, resplandeciente. Amaba que el viento alborotara su cabello, aunque luego tuviera que atarlo para que no le estorbara a la hora de matar muertos.

Esa frase siempre le causaba gracia; matar muertos.

Terminó de comer el atún, dejando la lata nuevamente en el suelo. Suspiró, pasando sus manos por su rostro. Sus dedos estaban fríos, y temía que se tornaran azules. Se sentía Elsa de Frozen en esos momentos.

-Libre soy, libre soy -cantó en susurros. -No puedo ocultarlo más... -se levantó de inmediato al escuchar un ruido tras ella. Sacó el cuchillo de su arnés. -¿Hola?

Caminó con cuidado, volteando hacia donde las ramas se rompían. ¿Justicieros?

-¿Quién está ahí?

Se acercó aún más, dando un pequeño salto al ver qué era. Luego sonrió.

-Carajo, casi me matas del susto -Lauren se agachó para acariciar al perro que estaba comiendo un hueso.

El perro no se inmutó en la ojiverde, se dejó acariciar sin problema alguno.

-¿Cómo te llamas, eh? -la chica trató de buscar alguna correa, pero no tenía. -Bien, parece que no tienes nombre.

El animal por fin observó a Lauren. Esta se enterneció, le encantaban los animales.

-Creo que te llamaré... Perro, ¿te gusta? -el pequeño sacó la lengua, jadeando. -Supongo que tienes sed. Ven.

Se levantó y caminó hasta la fogata apagada de nuevo. Tomó una de las botellas de agua que había llevado.

-Perro, ven aquí -palmeó su pierna, haciendo que el pequeño se acercara a ella. Era un precioso pastor Alemán.

La chica colocó la botella de una manera inclinada, haciendo que el animal tomara desde la entrada de la botella. No le molestaba a la ojiverde, podría lavar la botella en algún río. En serio estaba conmovida viendo cómo el tiempo perro terminaba la botella de agua. Debió haber pasado tiempo sin tomar ni una sola gota.

-Bien -Lauren acarició la cabeza de Perro. Se levantó yendo a la cabaña. Debía arreglar sus cosas y partir.

Esperaba que todo fuera mejor ese día.

*

-¿Crees que esté bien?

La Polinesia suspiró. -No lo sé.

Habían recibido las malas noticias de Jack al no encontrar a Lauren. Las chicas estaban desesperadas, pero no podrían salir ellas mismas a buscarlas, pues desde la partida de la ojiverde habían más guardias en los muros.

Fight the Zombies (Lauren Jauregui y Tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora