Capítulo 18

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El hombre despertó exaltado al sentir algo filoso en su frente. Enfocó sus ojos a la persona frente a él. Era un chica, con cabello corto y oscuro.

-¿Quién eres? -preguntó el castaño.

-Esa es una excelente pregunta -contestó. -Tenemos muchas cosas de qué hablar.

-No tengo nada que hablar contigo -dijo retador.

La chica rió. -Tienes una flecha apuntando a tu estúpida cabeza, te recomiendo ser más amable.

El hombre suspiró. -¿Qué es lo que quieres?

-Siéntate, ahora.

La chica retrocedió sin dejar de apuntarle. El castaño se sentó en su cama, con la manos en alto.

-Oye, tranquila, me llamo Ben -dijo entregándole su mano.

-Ya sé cuál es tu maldito nombre -respondió.

Ben sonrió. -Me encuentro en desventaja; me estás apuntando con una ballesta, y tú sabes mi nombre, pero yo no sé el tuyo.

La pelinegra sonrió bajando la ballesta, colocándola en una pequeña mesa, junto a su mochila.

-Soy ______ Clark.

-Muy bien, ______ Clark, ¿por qué has venido aquí?

Bufó. -¿No te has preguntado por qué tus hombres no regresan a casa?

-Claro, pero puede que los hayan infectado, pero al parecer hay alguien que... -se detuvo atando cabos. -¿Tú cómo sabes que mis hombres no están regresando?

La chica sonrió con malicia, sentándose en una de las sillas de la habitación.

-Tú eres la mocosa que está matando a mis hombres -dijo enojado.

-Ding, ding, ding -canturreó.

El hombro frunció el ceño, pero se relajó de inmediato, adoptando una postura indiferente. -¿Y se puede saber por qué has estado haciendo eso?

-Pero por su puesto que sí -contestó con un aplauso. -Sucede que... Ben, mataste a mi comunidad -se levantó lentamente. -Mataste a cada uno de ellos, sin piedad alguna.

El castaño parecía confundido, pero luego sonrió autosuficiente.

-Oh, hablas de esa comunidad llena de inútiles que mataron a mi esposa.

-No te confundas, querido Ben -la chica se acercó más al hombre. -Yo maté a tu esposa.

Ben se enfureció, levantándose de inmediato, colocando su mano derecha en el cuello de la chica, ahorcándola, y arrastrándola hacia una pared. La pelinegra trató de safarse de su agarre, pero en esos tiempos aún no era tan fuerte.

-Maldita hija de perra, mataste lo que yo más amaba en este mundo, ¡me has arrebatado a Sarah!

-¡Fue un accidente! Ella estaba cerca de ese venado, pensé que era una de ellos -dijo tratando de quitarse la mano del hombre.

-¡La mataste! -gritó apretando más mientras veía como la pelinegra luchaba.

______, en su desesperación, alzó la rodilla, dando un precioso golpe en la entrepierna del hombre. Ben gruñó con cara de dolor, y safó su agarre del cuello de la chica para pasar ambas manos a su asquerosa área, tirándose al suelo de rodillas.

La chica llevó su mano derecha a su cuello, sintiendo el cuero del guante sobre su piel, tratando de respirar con normalidad.

-Mierda, casi me matas, maldito -dijo masajeando su cuello.

Fight the Zombies (Lauren Jauregui y Tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora