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Vamos katakuri ~chan, no te escondas-

Saltaba por aquella casa, observando el lugar con mucha tranquilidad. Algo que era sumamente espeluznante, pues gran parte de su boca junto con su ropa estaba manchada de sangre.

La cual no pertenecía a él, sino al hombre al que llamaba.

Juguemos, no es eso lo que querías - sonrió, tratando de escuchar algún sonido que delatara a ese hombre.

Se sentía tan fuerte e imponente, por lo generar él no salía a casar a sus presas, siempre era sabo el que se encargaba de conseguir su comida.

Algo que no le molestaba, pues después de todo, tenía su preciada carne con él.

Pero ahora que se encontraba devorando a su presa, se sentía tan increíble, era una sensación de peligro y emoción que estremecía todo su cuerpo.

Ahora entendía la necesidad de matar de su preciado rubio, aquello era muy adictivo.

Ka~ta~ku~ri - se detuvo al verse en un espejo, parecía todo un loco desquiciado al saltar por el lugar mientras que en su mano se encontraba un cuchillo

Se arregló su cabello, y trató de limpiarse un poco la sangre de su boca, ¿que diría sabo de su apariencia?

¿Lo elogiaría? ¿Se excitaría? ¿Lo besaría? ¿O se uniría?

La sola idea de cazar al hombre que lo secuestro junto con su novio, era algo que deseaba, sería hermoso tener un momento de acción en pareja.

Pero para su mala suerte, era obvio que su rubio tardaría en llegar.

Dio media vuelta y comenzó a caminar, buscando a ese hombre para terminar su acto.

Katakuri, ¿Dónde Estás? -

El charlotte, se encontraban oculto entre cajones y cajas de comida, algo que normalmente no podría ni siquiera taparlo por su altura, pero ahora que le faltaban sus dos piernas era más fácil de cubrirse.

No sabía si era por la adrenalina, que no sentía dolor, solo el miedo de ser encontrado por ese enfermo mental.

Se maldecía por haberse enamorado de ese chico, ahora podría estar en su casa comiendo algunas donas junto con una taza de chocolate.

Las lágrimas no dejan de salir de sus ojos, sus manos temblaban y su corazón latía tan fuerte que parecía que podían escucharse a metros de distancia.

Trató de relajarse, debía de pensar fríamente para poder escapar, ya lo había hecho una vez, podría hacerlo dos veces.

Pero aquellos momentos de libertad le valieron sus dos piernas, pues eran la única forma de tener entretenido a luffy.

Parece que el chico en verdad amaba la carne humana, pues se quedaba quieto disfrutando de su comida por varios minutos.

Los cuales fueron muy valiosos para al menos salir y tratar de esconderse, aunque arrastrarse por el suelo no era una manera rápida de llegar a alguien para pedir ayuda.

Maldecía su idea de ir a un lugar lejano para estar con la persona que había secuestrado.

¡Ya te encontré! -

Grito al ver el rostro sonriente de ese azabache frente a su rostro, su primera acción fue golpearlo pero este detuvo su golpe.

Provocando que estrellara su rodilla contra su cara, aturdiéndolo por unos minutos.

Jijiji, sabes... Tengo hambre, -

Katakuri trato de alejarse, arrastrándose por el piso, estaba desesperado que no podía pensar en otra cosa, aunque sus posibilidades de sobrevivir eran nulas.

Oh vamos - golpeó el suelo con uno de sus pies, inflando sus mejillas en un lindo puchero que si no fuera por la sangre y por qué estaba apuntó de devorar al hombre enfrente de él, aquello hubiera sido adorable - ya me aburrí.

Dio unos cuantos pasos, hasta que enterró aquel cuchillo en el cuello del varón.

Se deleitaba por esos sonidos de desesperación que el hombre hacía, y como se atragantaba con su propia sangre.

Como movía su cuerpo tratando de defenderse, y como sus ojos poco a poco se apocaban.

Itadakimasu - se colocó de rodillas y dio el primer bocado.

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Sabes...-se colocaba de pie mientras se limpiaba la sangre - no debes de golpear tanto a ace

Sabo solo lo miró por unos segundos para después fijar su mirada en su colección de armas.

Aquella que tenía enfrente de él en diversas cajas.

Compartimos el mismo cuerpo, si lastimas a ace por obviedad me lastimas a mí también -

Hiken, estas siendo muy ruidoso - susurro colocando las balas en su arma - además, sabes que es la única forma

Law miro con aburrimiento aquel momento, estaba acostumbrado a ese comportamiento, y más cuando de Luffy se trataba.

Observo con detalle el cuerpo del azabache, como la sangre adornaba su cuerpo, como su ropa estaba desgarrada

Además de esa sonrisa psicópata y ese brillo singular en su rostro. Todo un asesino.

Suspiro - Ace es débil, no sabe qué hacer con su vida, ni siquiera sabe que existo, y que he matado a cientos de personas con sus manos.

Aquellas palabras provocaron una felicidad en el rubio.

Sonrió - sería increíble que se enterara, me pregunto con qué reacción me deleitará

Oh, sí que odias a Ace - caminó hacia el sofá donde tomó esa muda de ropa para cambiarse

No lo odio, es mi hermano, solo le tengo cierto rencor -

Por su amor por Luffy o por no ser como ustedes? -

Por las dos cosas - miro su reflejo en su pistola de color dorado - Luffy es solo mío y mataré a quien desee separarme de él

Con aquellas palabras se dirigió hacia la salida dejando a sus compañeros dentro de la casa.

Sabo sí que está loco -

Mira quien habla - rodó lo ojos.

Law miraba el interior de aquella casa, a veces pensaba que hubiera pasado si sus vidas fueran diferentes.

Si no compartieran ese pasado tan oscuro, aunque los hermanos sufrieron más cosas que lo que él tuvo que soportar

Después de todo, un comportamiento como el que tienen debe tener alguna justificación.

Pues nadie nace siendo un total psicópata, con trastornos mentales y con una gran necesidad de ser más fuerte que los demás.

Pero eso es algo que la sociedad nunca entenderá, pues solo ven las acciones malas y nunca el porqué de ellas. 

Amor enfermizo- Sabo x LuffyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora