Capítulo 5 (3/10)

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El día había avanzado con velocidad, y cuando menos lo esperé me encontraba dirigiéndome hacia la ciudad observando el sol abrir paso entre las nubes.

Inhalo el olor de las rosas a mi alrededor, mis zapatos crujen sobre las piedras del camino, mi mirada se encuentra junto a mis soldados, pero a un lado de ellos dos hombres desconocidos me miran con seriedad.

-Buenos días- los saludo- ¿Cómo han estado?

-Muy bien, majestad- me responde Javier, uno de mis soldados- Le presento a William Perry, un antiguo brujo de las afueras de la ciudad, y por otro lado, tenemos Robert Green, es uno de los vampiros más buscados desde hace tres siglos.

-¿Ellos nos ayudarán?- siento mi corazón comprimirse al conectar con sus miradas.

-Lo haremos, Reina. Estaremos a su total disposición- la voz grave de William provoca que una extraña sensación se expanda por mi cuerpo.

-No podemos creerlo...

-Pues deberían, angelitos.

-¿Qué está sucediendo?- les pregunto con curiosidad.

-Tendrás que hablar con tus abuelas, princesita.

-Esperemos que no me defrauden- respondo caminando frente a ellos sin emitir ningún sonido.

Siento sus miradas sobre mi espalda antes de escuchar sus pasos, trago saliva al sentir mi pulso acelerado sin motivo alguno.

Aquella maldita sensación volvía a envolver mi cuerpo con fuerza, desestabilizando mis pensamientos.

¿Qué me ocurre?

-Reina- Robert llama mi atención llegando a mi lado- ¿Por dónde piensa buscar?

Suspiro intentando controlar el temblor en mi voz.

-Comenzaremos por el bosque, si no encontramos nada, volveremos hasta el pueblo y revisaremos cada rincón.

-De acuerdo, te ayudaré sintiendo algún rastro de sangre, mi olfato y velocidad nos ayudará.

-Recuerda que también soy como tú- giro mi rostro para mirarlo- Pero multiplicado. ¿Podrás seguir mi paso?- pregunto con arrogancia.

Joder... ¿Qué me pasa?

Parpadea sorprendido por mi contestación.

-Esperemos que si, tengo algunos siglos encima, pero creo que mi cuerpo no está oxidado... aún.

La risa se escapa de mi boca sin esperarlo, provocando una sonrisa en su rostro.

-Eres divertido, Robert. Espero que seas igual de eficiente a la hora de buscar- cambio mi voz con seriedad.

-Vaya... que carácter- escucho la voz de William en un susurro.

-Quiero que estén alerta a cualquier sonido y movimiento, lo más mínimo que sea, recuerden que es una presencia oscura, nunca se sabe dónde pueden llegar a esconderse.

Los cinco asienten en silencio observando su alrededor.

-Nos dividiremos en dos grupos, tres de nosotros iremos en una dirección y dos de ustedes en la contraria, así terminaremos antes de caer el sol.

-Nosotros iremos con usted- habla William señalando entre Robert y él.

Maldición.

Trago saliva con mi rostro neutro.

-Está bien, luego de terminar nos encontraremos aquí mismo- señalo el enorme árbol con hojas amarillas.

-Nos vemos luego, majestad- habla Javier, alejándose por la izquierda con otro soldado.

-Perdone mi atrevimiento- William acaricia su pelo, nervioso- Pero... ¿No ha pensado que se puede encontrar en el lugar menos imaginado?

Frunzo mi ceño.

-¿Por qué lo dices?- me entretengo observando los árboles y arbustos sin ninguna sombra extraña.

-Porque los seres de oscuridad siempre suelen en lugares que menos se buscan.

-Tendremos que averiguarlo- quito el sudor de mi frente con mis manos- Si no hallamos pruebas aquí, ni en el pueblo, tendré que idear un nuevo plan.

-Si necesita ayuda, aquí estamos- esta vez es el turno de Robert para hablar.

Mis mejillas se ruborizan sin razón ante sus miradas.

-¿Su esposo no ha venido con usted?

Mi cuerpo se tensa ante su pregunta.

-Eso es algo que a no les incumbe.

-Lamentamos nuestra falta de respeto- tragan saliva con arrepentimiento.

-Que no vuelva a ocurrir- aviso caminando un poco más rápido.

Las horas avanzaron y no habíamos logrado encontrar rastros del culpable de todo esto.

-Reina- Javier llega a nuestro lado con el sudor recorriendo su cuello- No hemos encontrado nada relevante, todo parece estar en su lugar.

-¡Maldición!- gruño sin paciencia- Tendremos que hacer algo antes que vuelva a lastimar a alguien más.

-Reina...

-Lanzaré un hechizo alrededor del pueblo, cualquier ser oscuro que intente atravesarlo se debilitará, eso nos ayudará a mantener protegidas a las familias.

-¿Por cuánto tiempo funcionará?

-El suficiente para atrapar a ese maldito.


*****************


La Luna ilumina mi rostro desde el balcón de mi habitación, mis pensamientos se encuentran en ciudad oscura.

Luego de haber envuelto al pueblo en un hechizo de protección, me despedí de todos prometiendo volver antes del amanecer. La misma sensación intensa envolvió mi cuerpo, causando que mis piernas tiemblen al caminar, al conectar mi mirada con ambos.

-Buenas noches, mi pequeña Alice- la voz de mi abuela Victoria, me sorprende.

-Abuela- exclamo con emoción- ¿Qué haces aquí?

-¿Acaso no puedo venir a ver a mi familia?- me envuelve en un cálido abrazo- He venido con Margareth, pero tú sabes que soy tu favorita...

Río por su ocurrencia.

-Ambas somos sus favoritas, querida- la susodicha entra en la habitación con su ceño fruncido.

-Abuela- abrazo su cuerpo con dulzura- Las he extrañado. ¿Cómo están los abuelos?

-Jugando al ajedrez hace cinco horas- responden rodando sus ojos.

-Bueno, con algo deben de entretenerse- reímos.

Cariño- me llama Victoria tirando de mi mano hacia la cama- Ambas hemos sentido que algo en ti anda mal.

Suspiro sintiendo el miedo invadir mi cuerpo.

-Yo...

-Sabes que puedes confiar en nosotras.

-He conocido a dos hombres- confieso.

-¿Qué ocurre con ellos?- Margareth frunce su ceño sentándose a un lado de Victoria, frente a mi.

-Me he sentido extraña frente a ellos.

-¿Qué sentiste?- comparten una mirada en silencio.

-Eso es lo que no sé- gruño escondiendo mi rostro entre mis manos.

-Es hora de que sepas la verdad, reina.

Reina Oscura (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora