Enfermedad En Casa (Drowning Lessions).

Capítulo 4

Terminé de escribir mi bitácora y comencé, enterré esa afilada cuchilla, tan pronto como pude ver mi sangre brotando de mi muñeca ¡Oh pero que impresión! Comencé a gritar. Vi que mi hermano no sé cómo abrió la puerta de mi habitación, oh claro, trae un desarmador en mano, puso una auténtica cara de asombro cuando me vio, yo seguía gritando y retorciéndome del dolor. Gerard fue corriendo a buscar algo para detener mi sangrado, estúpida gorda ¿Qué haces? De pronto caí inconsciente.

Desperté en el hospital ¡Genial! Mi estúpida y gorda hermana me ha salvado la vida – Pensé con sarcasmo, mucho sarcasmo.

Un doctor vino a revisar que todo estuviera en orden y me encontró despierto y confundido.

-¿Te sientes bien? – Me preguntó.
-No doctor, siendo muy honesto yo sólo no quiero seguir viviendo.
-Pero joven – Revisó sus hojas – Michael, a usted le queda mucho por vivir.
-Esta temporada no es feliz para mí.
-¿Temporada?
-Son como temporadas, de momento estoy feliz y hago tonterías de las que luego me arrepiento y critico a mí mismo cuando estoy llorando unos meses después, felicidad va y viene, es una mierda. He hablado demasiado, quiero irme.
-Lo lamento, necesito que sus padres vengan a hacer algunos papeleos y necesito hacerle unos estudios de salud antes de poder darlo de alta.
-Bah – Bufé y el doctor abandonó la sala.

Oh me sentía terrible, maldecí a mi estúpida hermana en silencio, en mi mente.

De pronto llegó una señorita muy guapa y sonriente.

-Michael Way ¿cierto?
-Así es.
-Soy la psicóloga Krysta Cameron. Lamento informarle que no podrá irse a su casa aún, necesitamos hacerle un par de terapias y proporcionarle medicamento así como internarlo en un hospital psiquiátrico. Entiendo lo duro que puede ser para usted, lamento el impacto y la dureza con lo que lo dije ¿Gusta acompañarme por favor?

Es cierto, quedé en shock, esa señorita se veía muy amigable, después de tranquilizarme un poco accedí, estaba muy deprimido pero quería terminar con toda esta mierda, después de haber sobrevivido a un suicidio tal vez pueda terminar con esta mierda de otra manera.

Me traté de levantar y Krysta vino a ayudarme. Caminé a su lado por el pasillo del hospital hasta ver a todos: mamá, papá, Gerard, Raymond, Bert y… ¿Frank? Empecé a llorar pero muy en silencio, Krysta volteó a verme y me pidió que la esperara ahí y me regaló un pañuelo para secarme las lágrimas, a lado mío estaba uno de los doctores vigilando que no me escapara o algo así, vi cómo Krysta se acercó a hablar con mis padres mientras MCR  trataba de escuchar. Mi mamá le entregó dinero a Krysta y se volvió conmigo.

-Ven Michael, yo misma voy a llevarte a aquel hospital.

La acompañé hasta su auto, era una camioneta negra bastante linda, yo me subí en la parte de atrás y Krysta por su puesto en el asiento del conductor.

-¿Qué te gusta de música Michael? – Dijo sacando algunos CDs y mostrándomelos.
-Este – Dije señalando Bleach de Nirvana.
-Buenos gustos Michael – Me sonrió.
-Puede llamarme Mikey si quiere. ¿Sabe? Me aterra la idea de ir a un manicomio pero usted parece agradable.
-Pues yo seré de las que te atenderá y al igual que yo, los demás doctores son agradables.

Le sonreí y ella me sonrió a mí, comenzaba a sentirme un poco mejor escuchando Nirvana.

-Llegamos – Me dice Krysta.

Me bajo de la camioneta y la sigo hasta una habitación, volteo a mí alrededor y bueno,  no tiene aspecto de prisión, eso me tranquiliza un poco más.

-Esta será tu habitación por mientras.

Al final de todo pues, sí estaba asustado, no sabía qué iba a pasar, le agradecí a Krysta y ella me dijo que tendría que recibir terapias personales con ella todos los sábados, oh, eso me recordaría a Frank, empecé a llorar y Krysta me dijo que si quería llorar, llorara, luego me informó que darían una especie de toque como en la escuela para la hora de comer, hora de ver televisión, receso y todo eso, oh, y que al ser menor de edad recibiría mis horas de escuela y todo eso, tras esas palabras abandonó la habitación y me quedé solo.