Enfermedad En Casa (Drowning Lessions).

Epílogo.

Había estado esperando este día por años aunque tampoco estaba muy seguro de esto, es decir, las personas cambian, el tiempo pasa y los momentos se acaban, mueren con el paso de las horas.

Tomé las llaves del auto y me dirigí hacia Frank.

-Frankie ya vámonos.

Frank asintió con la cabeza y se levantó del sofá de nuestro pequeño apartamento.

Nos dirigimos hacia la puerta, salimos del apartamento, cerramos la puerta y en un par de pasos y escaleras nos encontramos en el carro. Frank se subió en el asiento del conductor y yo de copiloto, le entregué las llaves a Frank y nos pusimos en marcha.

Nos dirigimos a casa de Ray primero y él nos esperaba afuera con su guitarra acústica colgando. Metió su guitarra en la cajuela del auto y se subió en la parte trasera.

Ahora nos dirigíamos a casa de Bert, el cual también esperaba afuera y entró al vehículo al llegar.

Ahora sí, los cuatro amigos (bueno, en mi caso tenía dos amigos y un novio) nos dirigimos a nuestro destino acompañando nuestro viaje con algo de Iron Maiden, corear Fear Of The Dark con tus mejores amigos y tu novio no tiene precio.

Llegamos.

-¿Listo? - Me preguntó Frank.

Asentí con la cabeza, no estaba completamente seguro de estarlo pero he nos aquí.

Todos bajamos del carro y nos dirigimos a la puerta, ahí estaba él, vestía unos jeans, una camiseta roja y un saco negro, no lo había visto en años, mi último recuerdo de él, oh rayos, muero por ver a mi hermanito de nuevo.

-¡Gerard! – Exclamó Mikey, jamás entenderé cómo después de todo, me sentía tan feliz de volverlo a ver.
-¡Mikey!

Corrí a abrazarlo.

-Hermano ¿Podrías perdonarme? No sé por qué lo hice, no tuve que hacerlo, oh lo siento, me siento tan mierda, te lo compensaré algún día, sé feliz hermano, sé feliz.
-Mikey no hace falta que te disculpes, sólo sé mi hermano de nuevo, tengo tanto que contarte – Ambos estábamos llorando.

Después de un largo abrazo y un alivio combinado con nostalgia y felicidad en extremo Mikey se dirigió a saludar a los demás, un “lo siento” y “te extrañé demasiado” resumiría los largos discursos que se presentaron en la puerta del manicomio, el último fue Frank.

-Michael, no tengo palabras, estaba molesto, lamento la manera en la que te hice sentir, espero que podamos ser amigos, eres un gran chico, un gran, gran, chico, lo que pasó ya estuvo –Frank le extendió la mano a mi hermano y ambos se la estrecharon muy fuerte.
-No más resentimiento – Mikey sonrió mientras seguía derramando lágrimas.

Todos nos sonreímos, este día los esperamos todos, los 5 reunidos de nuevo, aunque como siempre, Bob Bryar es una parte de nosotros que nunca podremos recuperar, ya incluso cuando desperté de aquel coma, Bob dijo que su trabajo estaba hecho, él vio la luz y se fue, siempre te recordaré amigo.

-Oh chicos – Dijo Mikey señalando a una chica – ella es mi novia, Alicia.
-Ehhhhh ¡Mikey! – Dijo Ray con un tono de voz que aún no puedo definir del todo.

En resumen mi hermano vive en el mismo edificio que Frank y yo pero un piso arriba con Alicia, yo un mes después de despertar comencé a asistir a terapias con un psicólogo para controlar mis trastornos y ahora vivo una vida casi normal.

Llegó Frank con una bolsa.

-Gerard, mira, te compré esto.
-A ver.

Frank me entregó la bolsa y saqué lo que había adentro era… ¡Definitely Maybe! De Oasis.

-Gracias Frankie.
-Ábrelo para escucharlo.
-¿Por qué tanta prisa?
-Sólo ábrelo.

No tenía el plástico de encima pero con la insistencia de Frank, encontré un papel adentro.

“¿Quieres casarte conmigo?”

Volteé a ver a Frank, estaba de rodillas sosteniendo un anillo.

-¡Sí! – Grité emocionado.