18. Amantes silenciados - Zaintsee Terminada

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Pasaron varios días, en los que cada vez Saint estuvo más adaptado a su nueva vida.

No echaba para nada de menos su vida de antes del robo, la que él recordaba claro, los clientes eran geniales, tener cerca a Zee era genial.

Cada día se le metía más y más en el corazón pero aún así este se sentía incompleto, pensaba que no era merecedor del amor del moreno por eso no le confesaba sus sentimientos.

Por su parte, Zee se moría por él y con el paso del tiempo había notado que no le era indiferente pero como su novio no daba pie a nada, no tenía certeza y él no quería adelantarse, meter la pata, asustarlo y que lo llegase a odiar.

En silencio esperaba y lo amaba con locura, volvía a ser como cuando se habían conocido.

A veces este lo invitaba a salir e iban cenar o al cine y de vez en cuando también quedaban con sus amigos pues los extrañaban.

Jimmy y Tommy e incluso en ocasiones Mean y Plan, si no tenían exámenes, iban a los locales gays, todos se llevaban muy bien, formaban un gran grupo.

De vez en cuando también se encontraron con Sammy y sus amigas, ellas habían dejado de ir a la cafetería en cuando supieron que eran gays y pareja pero no porque fuesen homófogas, sino porque a su amiga le gustaba Saint y le dolía verlo.

Este no se acordaba de ellas pero sabían que estaban juntos o por lo menos era así antes de la agresión, por lo que esta había dejó de ser tan pesada y comprendió que el castaño no era para ella.

Para él todo era nuevo, aunque en realidad no fuese así pero se acostumbró a que los demás le saludaran y hablaran como si lo conociesen de toda la vida, todos eran muy amables, incluso se implicó en los movimientos contra la homofobia, que lideraba Zee y Jimmy.

Finalmente estos ganaron el juicio contra el bufete de James, por despido improcedente y homofobia, no fue por la indemnización ni tampoco por orgullo ni reconocimiento, fue cuestión de igualdad de derechos para todos los gays y lesbianas, fue una victoria justa.

Todo iba muy bien entre la pareja no pareja, eran felices, tenían trabajo y poco a poco se acercaban más y más.

Una noche, en la que el abogado estaba algo bebido se armó de valor entonces cogió a Saint y lo llevó a un rincón de la discoteca, quería besarlo y estando sobrio jamás lo haría.

Ambos se acercaron, el castaño estaba pegado a la pared y este lo acorralaba, entonces sus bocas se juntaron más y comenzaron a jadear, mientras corrientes eléctricas sacudían sus cuerpos a cada caricia que se daban.

El calor subía, era desquiciante lo que se provocaban uno al otro pero cuando ya se iban a besar, un chico chocó con ellos pues huía de otro que lo perseguía porque quería besarlo y no acepta a un no por respuesta.

Avergonzados se miraron y sonrieron, había pasado el momento pero el deseo estaba presente, finalmente se separaron y fueron con los demás para volver a casa.

Pasaron más días y todo estaba igual, ninguno de los dos se atrevía a dar el paso, entonces una tarde Jimmy apareció en la cafetería atacado de los nervios, llevaba días nervioso, como si tramara algo, aunque Saint no se atrevía a preguntar.

Resulta que pasando por una joyería y en un arrebato, había comprado unos anillos de boda, ya que le iba a pedir matrimonio a Tommy.

Este tenía la caja con los anillos en el bolsillo y también había comprado un ramo de flores.

-Quiero citarle en un restaurante para hacerlo más emocionante y darle el anillo con el postre, ¿Qué te parece?, ¿Es muy clásico?-preguntó dudoso-... celebramos los tres años de conocernos y quiero que sea especial e inolvidable.

Saint miró a este y luego a Zee.

-A mi me gusta tu idea, es muy romántica...seguro que Tommy aceptará enseguida...yo lo haría-dijo de repente dejando anonadado al moreno.

-¿Tú que opinas amigo?-dijo Jimmy mirando a Zee.

-Yo, emm...si cre-creo que es una idea ge-genial.

El abogado entonces sonrió feliz y tras beberse su café y despedirse, se fue hacía su casa para encontrarse con su novio.

En la barra del local, Saint y Zee me miraban fijamente, se comían con los ojos, cada vez era más evidente pero por diversos motivos nuevamente se sentían cobardes de dar el primer paso pues se sentían inseguros.