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Era sábado y el desayuno estuvo muy incómodo, tanto Zee como Saint no sabían que decir o como actuar, el episodio ocurrido en el sofá los tenía muy turbados, apenas cruzaban miradas y cuando lo hacía retiraban rápidamente los ojos del otro.

Al terminar se fueron a las habitaciones para vestirse, ya que estaban aún con el pijama.

El abogado optó por ropa cómoda, siempre lo hacía en fin de semana, el traje era para el trabajo, por lo que se puso un pantalón azul, una camiseta azul marino y unas zapatillas de deporte blancas.

Saint por su parte optó por un chándal blanco y azul con unas zapatillas de deporte también y tras salir de su habitación, salió en busca del mayor para ir a la cafetería pues tenían que concretar unas cosas con Julieta acerca del contrato.

Ambos se subieron al coche en silencio, hasta que al rato, el abogado decidió hablar.

-Oye, yo...emm, lo siento, v-verás tengo que decirte una cosa pero tengo mucho miedo a tu reacción.

-Hey, te doy las gracias por todo lo de has hecho por mi y por lo que estás haciendo ahora para ayudarme a salir adelante... tenemos que convivir en tu casa y situaciones como la de anoche, seguro sucederán a miles, es normal...
Somos hombres, éstas cosas pasan, el tío de la peli se estaba tirando a una tremenda tipa, a mi también me dio envidia, hombre.

Saint dijo eso último de boca para afuera, realmente a él la escena de sexo con la chica no le había removido nada y era extraño pero eso era lo había pasado, por el contrario, ver a este así de excitado, con ese gran bulto entre sus piernas, eso si lo había enloquecido.

La verdad era que Zee le gustaba mucho, había tardado en aceptarlo y le era confuso pues siempre había estado con mujeres, creía que era hetero pero por lo visto se había despertado su lado gay, el cual había permanecido oculto dentro de él.

De todos modos había decidido no decir nada a su protector de sus sentimientos, estaba claro que si lo hacía éste podría malinterpretarlo, ta que además creía no tener ninguna posibilidad.

Pensaba que era seguro que Zee era hetero, ya que la erección que había tenido era por ver como se follaban a una chica y además no había notado en el ningún rasgo o comportamiento homosexual.

Así que los dos muchachos se callaron lo que sentían uno por el otro, no dijeron nada por miedo a las reacciones mutuas pero nada más lejos de la realidad, ya que se sentían muy atraídos.

La reunión con Julieta fue muy bien tanto el como el abogado de la mujer, estaban de acuerdo y pronto redactaron el contrato y la cafetería pasaría a manos de Saint, ella les invitó a unas cervezas para celebrarlo.

Ambos salieron del local y fueron a hacer unas compras, el supermercado estaba lleno de gente y niños corriendo, era una auténtica locura.

Al más joven eso de comprar no se le daba muy bien, así que entre risas preguntaba y preguntaba a Zee donde se encontraban las cosas de la lista o que era lo que tenía que coger, porque no entendía su letra.

Alguna gente los miraba raro, les ponían caras desagradables, como si les diesen asco, el chico no sabía porque​ era pero sin embargo el mayor si lo sabía perfectamente ...era por que los creían una pareja gay y al parecer eran una pandilla de homófobos.

Al llegar a casa Zee guardó toda la compra y preparó algo de comer, entonces el más joven le pidió permiso para usar su teléfono y llamar a Mean pues lo extrañaba mucho, era duro no verse a diario como antes y solo hablarse de vez en cuando por la línea.

Su amigo también extrañaba mucho al castaño, este ya se había incorporado a la universidad y tenía un compañero de cuarto en la fraternidad que estaba muy colgado, le recordaba un poco a él, ya que también era muy rebelde y hacía locuras continuamente.

18. Amantes silenciados - Zaintsee TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora