O9.

1.3K 233 6
                                    

Capítulo n. 9,

C U M P L E A Ñ O S

Hoy es el cumpleaños de Samu y creo que estoy más emocionada que él, pero igualmente planeo que se lo pase genial, quiero hacerle una pequeña fiesta sorpresa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hoy es el cumpleaños de Samu y creo que estoy más emocionada que él, pero igualmente planeo que se lo pase genial, quiero hacerle una pequeña fiesta sorpresa. Ya quedé con Atsumu para hacer toda la preparación, Kita y los demás lo distraerán durante el día, aunque sabiendo cómo es sabrá sobre nuestro plan, siempre sabe todo lo que voy a hacer como si pudiera leerme la mente.

Obviamente ha terminado descubriendo nuestro plan sobre su fiesta sorpresa, es demasiado astuto, como un zorro. Pero bueno, espero que le haya gustado su regalo y si no le gustó al menos tengo la foto cuando su hermano le estampó el pastel en la cara, fue tan divertido ver su cara completamente seria llena de nata mientras se deslizaba lentamente por su barbilla.

Si lees esto Samu, te quiero mucho pero esa foto quiero que esté en nuestro álbum familiar, me encargaré de que nuestros gatos vean la foto aunque no entiendan nada de lo que está pasando.

De todas formas no tengo mucho más que decir, es bastante tarde ya, estoy escribiendo esto al final del día porque no tuve ni un solo hueco entre preparaciones y fiesta, si lees esto otro año y es tu cumpleaños te deseo lo mejor, cariño. Y deja de coger mis cosas, enserio no creas que no me doy cuenta de que a veces lees esto.




 Y deja de coger mis cosas, enserio no creas que no me doy cuenta de que a veces lees esto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.







Sujetó la foto con una pequeña sonrisa, en aquel día no le hizo gracia tener toda la cara llena de nata además de golpearse contra la mesa porque Atsumu fue un completo bruto, pero mirando en retrospectiva, estaba feliz por saber que querías organizarle una sorpresa, cosa que a día de hoy no podrías hacer.

Los pensamientos intrusivos no parecían querer que descansase ni por un momento, abrió y cerró las manos tratando de calmarse un poco, porque aquel dolor en el pecho se volvió más persistente de lo que le gustaría admitir. Disolviendo sus pensamientos, volviendo a agarrar el desgastado libro que le mantendría alejado de su mente y estancado en el pasado, justo antes de que pudiera abrir una página al azar el libro desapareció de su vista.

─¿Qué?

Parpadeó confundido, levantando la vista para encontrarse nada más y nada menos que a Atsumu, que sostenía tu diario mirando con el ceño fruncido a su hermano.

─Osamu, te dije que dejaras de leer esto.

Atsumu estaba claramente enfadado, lo que hizo que fuera el turno de Osamu para fruncir el ceño, no iba a permitir que le quitaran la única cosa que le impedía pensar en qué pasaría a partir de ahora.

─No quiero.

─Tienes que superarlo, cada vez estás peor. ─la preocupación en su voz hizo que se sintiera un poco culpable por hacer que su hermano se tomara tantas molestias por su culpa─ ¿Estás tomando tu medicación?

Apartó la vista de Atsumu hasta su bote de pastillas que descasaba sobre la mesita de noche, este estaba medio vacío, pero aún así la medicación no le ayudó mucho, tal vez, necesitaba volver al psicólogo para que le aumentaran la dosis, porque no estaban haciendo mucho efecto.

─No quiero que se vaya.

Atsumu suspiró rendido, sentándose en la cama a su lado, desplazando su palma por la espalda del cocinero, dando todo el apoyo que pudiera para animar a su hermano, que parecía no poder afrontar la situación.

─¿Crees que ella quiere que estés así?

─¿N-no?

─No. Exacto. Ella querría que fueras feliz.

Le dio una última palmada en la espalda dejando el libro en la estantería, aunque le advirtió con una mirada severa que si no paraba, él mismo se encargaría de esconder tu diario y de hacer que sus visitas fueran las necesarias, por mucho que le molestase no podía dejar que Osamu se castigara a sí mismo viéndote tan seguidamente, por mucho que doliera, necesitaba algo de tiempo para sí mismo.

Le dio una última palmada en la espalda dejando el libro en la estantería, aunque le advirtió con una mirada severa que si no paraba, él mismo se encargaría de esconder tu diario y de hacer que sus visitas fueran las necesarias, por mucho que le m...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝗔𝗹𝘇𝗵𝗲𝗶𝗺𝗲𝗿┃Miya OsamuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora