Diamond Heart (Dark Angel III)

Capítulo XXXII

Allaric se desplomó sobre Diamond, quien hizo un esfuerzo por no perder el equilibrio debido a la sorpresa que eso le provocó.

—Vampiro, reacciona— dijo separándolo un poco de ella y este solo la miró sin fuerzas. Ella le examinó el rostro, tenía los labios resecos, la piel algo grisácea y algunas venas se le marcaban en el rostro— ¿No has bebido sangre, verdad?— le preguntó recostándole de la pared de la embarcación que tenía detrás.

—No te preocupes, estoy bien— dijo algo débil tratando de irse pero ella, sin mucho esfuerzo, le volvió a poner contra la pared.

—¿Que estás bien? ¿Acaso has visto tu estado?— le cuestionó exaltada— Se puede saber, ¿por qué rayos no has bebido sangre, eh?

—Solo déjame, Dianne— le respondió e hizo un vano intento de irse pero esta le detuvo.

—Eres un gran idiota ¿Sabes?— se quejó y tomando uno de los brazos de Allaric, lo pasó por encima de sus hombros para ayudarlo a entrar en la embarcación.

Ella le llevó hasta su camarote y le recostó sobre la cama.

—Quédate aquí, iré a buscar a Clarisse— le dijo y trató de irse pero él sujetó su mano.

—No la busques, por favor— le pidió casi desvariando.

—¿Entonces, qué quieres que haga? ¡Necesitas alimentarte!— le gritó molesta.

—Solo no la busques, estaré bien.

—Eres un idiota de verdad, no pienso dejar que te quedes así— dijo y se soltó de su agarre.

—Dianne— le llamó Allaric y ella se detuvo antes de salir por la puerta—, no busques a Clarisse, ella ya no tiene por qué darme su sangre— dijo y Diamond se giró para verle.

—¿Qué quieres decir?

—Yo terminé con ella, ya no quería seguir haciéndole daño— Diamond miró sorprendida a Allaric, ni siquiera se había enterado de ese hecho—. Terminé con ella, porque no quiero a más nadie que no seas tú— siguió diciendo y ella tragó grueso.

—Iré... Iré a buscar a Elizabeth, entonces— respondió nerviosa y abandonó el camarote.

Corrió hasta salir por la puerta que daba a la popa de la embarcación y allí se encontró a Elizabeth, acompañada de Joker que estaba tirándole agua para molestarla. Lizzy, que hasta ese momento estaba riendo y jugando también con él, dejó de hacerlo al ver el rostro de Diamond.

—¿Sucedió algo?— le preguntó levantándose del suelo y dejando el cepillo a un lado.

—Es el vampiro, necesita sangre— le respondió algo algo ansiosa.

—Pues para eso está Clarisse, ¿No?— dijo Elizabeth molesta.

—Él... Él me dijo que terminó con Clarisse— la voz de Diamond salió cortada y dejando ver un poco de preocupación.

—¿Por qué Elizabeth tiene que darle su sangre, Diamond?— cuestionó Joker no muy de acuerdo con lo que ella pedía.

—Lizzy, sabes que es tu responsabilidad, te lo dije desde el primer día que decidiste traerlo a la nave. Si hasta ahora te habías librado de ello gracias a Clarisse, perfecto, pero en este instante debes asumir y lo sabes— le recordó.

—Eli...

—Ella tiene razón,  Joker— dijo Lizzy interrumpiendo su intervención—, yo soy la responsable de que él esté aquí, así que debo hacerme cargo.

—Él está en su camarote, ve para allá, yo iré ahora— le mandó Diamond y esta abandonó la escena.

Joker iba a ir detrás de ella pero Diamond le detuvo.