- Estoy en casa. — Murmuró para sí mismo el recién llegado, seguramente creyendo que sus padres no estaban y su hermano estaría en su habitación, como suele ser normalmente.
- Taetae. — El aludido dió un respingo inesperado en su lugar, al mismo tiempo que tomaba una posición de combate más graciosa que amenazante. — Bienvenido.
- ¡Por dios! Si me muero de un ataque al corazón mi alma te atormentará el resto de tu vida. Recuérdalo.
- Como digas. — El menor de los hermanos no tuvo que analizar mucho lo que escuchó para notar que el rubio estaba extraño.
- De todas formas, ¿qué haces aquí?
- Es mi casa. — Comentó con obviedad. Los ojos del más alto no divagaron muy lejos antes de que se cruzara con otros enormes, que le observaban con una mezcla de sorpresa, miedo, incredulidad y vergüenza.
- ¡Lo invitaste a casa! ¡Debiste decirme, le hubiera pedido a papá que me dejara salir antes así jugábamos juntos! — Como si se tratara de un niño más, Taehyung se acercó casi corriendo al pequeño invitado, que se puso torpemente de pie tan rápido como el contrario llegó a él; y sin que tuviera tiempo de reaccionar, se le abalanzara para abrazarlo.
La sorpresa de Jungkook era tanta que por un momento hasta había olvidado cómo se respiraba. ¿Qué hacía él aquí? ¿Por qué el chico con el que pasó la mayor vergüenza de su vida se encontraba ahí, abrazándolo tan amigablemente, e incluso elevándolo del suelo como si fuera un pequeño muñeco?
- Mira, lo vas a matar del miedo. — Jimin al percatarse de que el rostro de su amigo estaba como en trance, palmeó el hombro de su hermano repetidas veces para que lo soltase antes de que terminara asfixiándolo.
- Perdón, es que es muy tierno. — Aquella excusa vaga no sirvió más que para lograr que el menor agachara la cabeza y se encogiera en el lugar más de lo que ya estaba. — ¿A qué se debe la visita?
- Sólo quería jugar videojuegos con él. — Le confesó al más alto, que de un momento a otro borró su sonrisa, enorme y cuadrada, y le miró con las cejas alzadas, intentando descifrar qué diablos ocurría allí. A Jimin nunca le gustaron los videojuegos, es más, llegaba a aborrecerlos porque cada vez que Taehyung jugaba, gritaba y maldecía cada dos segundos, y nunca dejaba que el rubio se concentrara en sus estudios. Que ahora repentinamente quiera jugar le hacía llegar a conclusiones extrañas; como que un alienígena se apoderó de su cuerpo o peor aún, un demonio.
- Claro... ¡Entonces juguemos! — La terrible mirada juzgante que cargaba parecía nunca haber habitado su rostro cuando en él se esbozó una nueva sonrisa aniñada, que calmó los incesantes nervios del mayor de los tres.
Afortunadamente, Taehyung había tomado su lugar en la consola e incentivó con una sonrisa a que el pequeño invitado eligiera el juego que más le llamara la atención, ensanchando aún más sus comisuras al ver que se acercaba con la clásica caja de Mortal Kombat.
- Acabas de cavar tu propia tumba, niño. — El más alto rió con cierto descaro, la confianza que tenía jugando ese juego en específico era muy elevada como para no alardear sobre ella.
- Sí, pero ya veremos quién termina dentro al final. — Los dos mayores abrieron sus ojos de par en par, Jimin sin poder creer que su tierno amigo fuera tan competitivo, y Taehyung porque finalmente alguien se había atrevido a desafiarlo sin una pizca de miedo en los ojos.
- Wuuu, me agradas, pequeño. — El castañito sabía que lo que decía ese chico era cierto, él todavía era un niño, pero aún así le molestaba que se lo recordara. No desaprovecharía esta oportunidad, necesitaba darle una lección.
Con una emoción casi indescriptible, el hermano del rubio acercó su mano al botón de encendido, esperando que las luces de la consola se prendieran por sí solas. Jimin se cruzó de brazos e inhaló una última vez, reuniendo el coraje perdido anteriormente.- De hecho, Jungkook, debo hablar contig-
- La consola. — El aludido llamó la atención de ambos, interrumpiendo abruptamente a su hyung.
- ¿Qué? — Interrogó notablemente confuso, era extraño que el menor haya cortado su oración y más para nombrar únicamente a esa consola.
- La consola, se apagó. — Repitió.
- La tv igual. — Prosiguió Taehyung, refunfuñando mientras tocaba los bordes de la televisión, buscando algún botón que pudiera encenderla de nuevo.
- ¿Un apagón? — Mencionó el rubio, encogiéndose de hombros, aunque ciertamente le resultaba raro, su casa nunca había sufrido los apagones de la ciudad anteriormente.
Un repentino nudo se impuso en la garganta de Jungkook, no sabía el porqué. Unos segundos después de que los aparatos se apagaran, le siguieron las luces.
Esta vez el rubio dió un pequeño salto en el lugar, sintiéndose como un tonto por haberse asustado por un simple corte de luz.
- Esto no debería ocurrir, llamaré a padre y le preguntaré qué demonios sucede con esta casa. — Sentenció con una expresión un tanto caprichosa. Al mismo tiempo, su hermano cubrió su boca para ahogar una pequeña carcajada; sabía que era mejor no reírse de él cuando se enojaba con algo.
La diversión no perduró mucho luego de que una inmensa explosión tronara cerca de ellos. El trío de niños, aturdidos, gritaron perplejos del pánico en respuesta a aquel horrible ruido y los temblores que llegaron a sus pies un segundo después. Jimin se tambaleó igual de fuerte que el suelo antes de caer de rodillas, aterrorizado; ya no se sentía como un tonto por haberse asustado. Jeon había chocado al menos unas tres veces con el castaño y, siendo sincero, no sabía con certeza si era por el temblor o por sus piernas flaqueando del miedo. Sus pequeñas manos buscaban con desespero algún refugio estable de donde aferrarse, pero cerca suyo sólo encontraba el cuerpo de aquel alto chico, y por el mismo temor sus dedos se resbalaban del abrigo de éste al intentar agarrarlo.
- ¡No tengas miedo, hyung te cuida! — Jungkook apenas reaccionó esta vez a las palabras que heroicamente Taehyung le dedicó, no podía tomarlo en serio cuando el chico que se las dijo le abrazaba temblando como un fideo cocido.
- ¡¿Qué mierda fue eso?! — Chilló el rubio, soltando sollozos cuando su inestable respiración se lo permitía. El susto que se habían llevado fue tan grande que no podía siquiera pensar en levantarse. Varias explosiones se escucharon en la lejanía, acercándose cada vez más, y como si fuera poco, la sirena de desastres fue activada a un exagerado volumen por todas las calles, de las que se empezaba a oír más bullicio.
- ¡Jimin, llama a papá! — El más alto, aún tiritando, se aferró más fuerte al pequeño cuerpo que tenía entre sus brazos.
- ¡V-voy!
En medio de gritos histéricos y lágrimas por parte de los hermanos, el menor de los tres, que no se había movido mucho luego del incidente, permanecía atónito mientras observaba a lo lejos la puerta principal de la mansión.
- ¿... Niño? — Llamó Taehyung, confuso por sentir que el aludido se había soltado suavemente de su abrazo, sin apartar ni un momento su mirada de la salida, y antes de darles tiempo para reaccionar, echó a correr. — ¡Niño! ¡Hey! ¡¡Es peligroso!!
Sin dar una respuesta, Jungkook atravesó la puerta hacia el jardín, logrando escuchar detrás suyo como Jimin, su primer y único amigo, gritaba su nombre.

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Infected. || TaeKook
FanfictionCreía ser una persona fuerte, pero después de aquel instante, caí en cuenta de que el mundo era el depredador; y yo un mísero conejo.