Capítulo 5

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- Jimin, obedece.

- No voy a llevarle eso, mucho menos viniendo de él. Voy a pedirle a otro de sus compañeros.

El director observó aséptico la terquedad de Jimin, quien seguía rehusándose a entregarle los apuntes de las clases a las que Jeon no había asistido por su recuperación. No porque no quisiera que el novato avanzara académicamente, sino porque los apuntes pertenecían a Soobin, una de las hienas de Jisung, y era el único que había accedido -obligadamente- a prestárselos; todos los demás temían lo que Jisung fuera a hacerles si se enteraba que ayudaban a su enemigo.

- Ya dije que lo lamento. — Intervino Soobin, sentado en una de las sillas frente al enorme escritorio de la dirección.

De pie a su lado, Jimin lo escrutaba con el ceño fruncido. No le creía ni una sola palabra de su estúpida y fingida disculpa.

- No creo en ninguna de tus palabras, Soobin. Estoy seguro que en tus apuntes debe haber alguna amenaza escrita por Jisung o algo. Tú no quieres ayudar a Jungkook, no sé siquiera por qué estás aquí.

- Intento ayud-

- No lo haré. — Persistió el más bajo.

- No me discutas, Park. — Advirtió el mayor. Jimin abrió sus ojos incrédulo, casi ofendido; no creía haber escuchado tal insulto viniendo de ese hombre, tal apuñalada por la espalda. ¿Era una broma?

- ¿Park...? ¿Ahora soy Park? ¿Es en serio? — Cuestionó con ironía. — ¿Ya no me llamarás Jiminie? ¿Jimin? ¿O siquiera... — Apretó sus labios, sintiendo la decepción apoderarse de él y, disminuyendo considerablemente la voz, finalizó. — hijo?

El ambiente había caído hasta uno muy amargo con las miradas serias que se dirigían tanto el rubio como su padre.
Mientras tanto, Soobin permanecía en un gélido silencio, encogiéndose en su silla y, con sus ojos bien abiertos observaba a ambas personas desafiarse luego de aquella inesperada revelación. Si hubiera sabido antes que Jimin era el hijo del director no hubiera acatado las órdenes de Jisung para molestarlo durante tanto tiempo. Ahora sólo quería huir de allí y si era posible hasta cambiarse de colegio.

- No discutiremos esto aquí. Ahora obedece si quieres seguir teniendo el derecho de llamarte "mi hijo". — Sentenció cruelmente.

El más bajo le mantuvo la mirada por unos segundos más, ocultando lo dolido que se encontraba. Pero la fría que le dedicaba el mayor fue más intimidante, lo suficiente como para que finalmente cediera y agachara la cabeza, vulnerable.

- Pueden retirarse, ambos.

- Con permiso. — Dijo el pelinegro, que estaba de mal tercio en aquella discusión familiar, levantándose rápidamente de su silla antes de salir casi corriendo por la puerta como de costumbre. Jimin le siguió a paso lento unos momentos después, aún con la mirada gacha y con los apuntes en mano; y cuando llegó a la puerta, observó una vez más a su padre. Él ya estaba firmando unos papeles, sin expresar emoción alguna, ni siquiera se dignó a darle una última mirada, y el rubio terminó por salir de allí.

No esperaba encontrarse a Soobin todavía fuera de la dirección, como si esperara por él. No estaba de humor como para seguir con juegos, por ende sólo se limitó a pasar por su lado, evitándolo. Y su plan hubiera salido a la perfección si no fuera porque el más alto lo detuvo al tomar su muñeca.

- Qué. — Siseó gélido.

- En verdad lo siento. — Respondió Soobin, intentando no encontrarse con la mirada llena de repulsión de debía estar dándole el contrario.

- Ah, qué bueno. Si eso es todo... — De un manotazo se zafó del débil agarre, que volvió a sentir cuando quiso irse nuevamente. — Deja de molestarme.

Infected. || TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora