Capítulo 8

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- Esta es mi casa. — Indicó con una pequeña sonrisa, el contrario lo miró fijamente, sin poder creerlo del todo. — Es que mi mamá tiene gustos caros. — Se excusó. No era para menos, era la mansión más bonita que había visto.

Se detuvieron un segundo frente al enorme portón, que dejaba apreciar un poco de lo que era aquella enorme mansión a la que se refería Jimin humildemente. Le gustaba el hecho de que no se le subieran los humos, cualquier persona de su edad ya estaría alardeando incluso teniendo una casa más pequeña. Al pequeño Jeon le sorprendió incluso más que aquel portón tuviera cerradura eléctrica, y esperó pacientemente a que su amigo ingresara la clave mientras observaba sus pies para que no pensaran que intentaría memorizar los números, acto que logró sacar una risa en el mayor.

Las decoraciones de mármol blanco en aquellas columnas, que mantenían la construcción en pie, hacían que el lugar tuviera un toque delicadamente mágico. Los balcones en la planta alta eran iguales a como los describían en esos cuentos de princesas, con un estilo digno de la renaissance. El porche de madera oscura y brillante, contrarrestaba elegantemente con el tono claro de lo demás.
Del jardín, lo que más resaltaba, antes que los variados tipos de flores y arbustos con diversas figuras de animales, era la enorme fuente grisácea, con el agua impecable y, con una estatua que no concordaba con el resto de la casa, pacífica.
En lo alto se alzaba una gárgola, imponente; como si su rol fuera ser el guardia de la familia, desprendía aquella agua cristalina por sus oscuras alas, con sus ojos lúgubremente apagados, vacíos, incluso podría llegar a decirse desolados.
Jungkook nunca había visto una estatua, y mucho menos una que le hiciera sentir llamado, como si el esculpido pedazo de roca quisiera advertirle de que los sentimientos angustiosos que reflejan sus ojos no están lejos de la realidad.

- Sí que eres especial. — Comentó el rubio, con la mirada pegada en el más alto, que por inercia se acercaba a la fuente.

- ¿Eh?

- Los pocos amigos que he traído a casa, evitan lo más que pueden a esa estatua, pero tú incluso te acercas para verla mejor. — A paso lento, el anfitrión se detuvo a un lado de su invitado, observando, al igual que él, los ojos de la inerte figura. — ¿También sientes que quiere decirte algo? — Cuestionó con la voz algo ida. Asombrado, Jungkook desvió la mirada para encontrarse con la del rubio. — Dicen que no es muy bueno tener gárgolas en una casa de familia, porque asustan a los niños. Aunque sean una roca sin vida, no quiere decir que no sean guardianes reales. — Comentó volviendo a ver la estatua. — Hace un tiempo leí que se activan al percibir peligro por la noche y protegen la casa de cosas que el ser humano no es capaz de ver.

- ¿En serio?

- Claro que yo en todos estos años no lo he visto o escuchado, hasta hace poco.

- ¿Hace poco...? — El pequeño Jeon no podía ocultar su desconcierto, era la primera vez que veía una gárgola, y que le digan de repente que puede tener vida o algo parecido, le intrigaba más de lo que le asustaba.

- El primer día de clases, la noche anterior no pude dormir debido a los gritos de esa cosa.

- ¿G-gritos? — Jimin se percató de que estaba espantando al único compañero de colegio que tenía, si seguía contando no volvería a pisar su casa. No podría contarle el miedo que sintió cuando el menor le nombró el fantasma arranca lenguas del baño y, que quizás era eso lo que la estatua advertía.

- Vamos, seguro sólo fue mi imaginación, seré mayor pero aún la conservo intacta. — Sosegó como última idea. — No hay que prestarle atención, después de todo es sólo una estatu-

Infected. || TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora