Capítulo 7

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- ¿Qué mierda era ese papel?

Luego de que la campana de salida se oyera por el edificio, Jimin se encontró con Soobin en los pasillos; éste tenía una mirada un tanto preocupada desde hace rato.
Ante el interrogatorio del más bajo, que le miraba con asco, el chico le observó con una expresión sincera, esperando que así al menos crea en una de sus palabras.

- Yo no lo puse ahí si es lo que crees. — Una risa cargada de ironía se escuchó en el vacío lugar.

- Entonces el alma de Jisung vino hasta el colegio antes que mandar a uno de sus perros.

- Yeonjun y yo no somos sus únicos contactos. Jisung tiene a más de la mitad del instituto comiendo de su mano, incluyendo profesores.

- ¿Cómo es que puede manipular autoridades?

- Amenaza con quemar su vehículo, y si lo ignoran, simplemente lo hace. — El rubio abrió sus ojos, incrédulo.

- Está mal de la cabeza.

- No tuvo una infancia fácil.

- Nadie la tuvo, Soobin, no es excusa.

- Seguro que el novato sí la tuvo, al menos tiene padres que se preocupan por él.

- No lo conoces, no asumas cosas con tu ignorancia presente. — Después de un corto silencio en donde Jimin se mantuvo de brazos cruzados y observando agriamente al contrario, volvió a dirigirle la palabra. — Para esto de una vez.

- ¿Qué puedo hacer yo? Jisung no me escuchará, me golpeará y pondrá a todos mis amigos en mi contra.

- No me interesa lo que pueda pasarte, pero a Jungkook no le tocarán ni un pelo esta vez. Y si algo malo le pasa, me encargaré de que nunca vuelvan a pisar este lugar. — Sentenció secamente.

Al ver que Soobin no quería seguir discutiendo, se dió media vuelta, dispuesto a marcharse.

- ¿Por qué te importa tanto? — Le detuvo. El más bajo no hizo más que mirarlo por el rabillo del ojo, serio.

- Porque fue la primer y única persona que escuchó y no ignoró mis gritos de auxilio. Voy a hacer lo mismo por él.

Jimin tenía claro que debía advertirle a Jungkook sobre la situación, terminaría siendo peor que lo ataquen desprevenido. No podía hacer más. Hablar con Jisung era lo mismo que hablarle a un simio.
Debía encontrar al castaño antes de que se fuera de la institución, mañana ya darían por finalizado la suspensión, y por lo tanto comenzaría la pelea por el orgullo herido del animal.

Desde la puerta del edificio, el rubio examinó el área en busca del novato, que no tardó en encontrar. Jeon estaba en el parque frente al colegio, sentado en uno de los bancos y balanceando sus pies de adelante a atrás, como un niño pequeño. Una sonrisa inconsciente se le escapó al verlo de tal manera, nadie pensaría que un pequeño como él fuera capaz de golpear tan fuerte. Sin divagar más, se acercó a él.

- ¿Qué haces aquí? — El más alto alzó la vista para lograr ver el rostro de quien le dirigió la palabra.

- Hola. Espero a mi mamá. — Respondió con una sonrisita. — Le dije que podía volver caminando, pero me echó en cara que el doctor advirtió que no debía moverme mucho, así que aquí estoy. — Comentó volviendo la mirada a sus pies, colgando de aquel asiento.

- Tiene razón... Yo quería invitarte a mi casa. — Sugirió tomando sitio a su lado, el castaño rápidamente le miró, con los ojos llenos de una sorpresa e ilusión indescriptibles.

- ¿En serio?

- Claro, somos amigos después de todo. — Aquella sincera declaración cayó como un balde de agua fría sobre Jungkook. Amigos. Nunca le había dado tanta felicidad escuchar esa palabra, que para él significaba "imposible". Jimin observó con una pequeña sonrisa cómo el menor se movía de manera extraña en el lugar, como dando saltos en el asiento, eufórico.

Infected. || TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora