Jeon cayó de la peor forma posible al otro lado del muro. Sus rodillas y manos impactaron tan fuerte contra el suelo que una corriente terriblemente dolorosa le recorrió cada nervio de su cuerpo. No estaba completamente en forma para llevar a cabo esa misión que él mismo se impuso; su mente estaba bloqueada y ahogada en una preocupación que le hería.
Levantó sus manos y las miró unos segundos... le dolía tanto. Le dolía tanto que las personas más importantes en su vida estén siendo usadas con un fin estúpido, para después ser deshechadas como si no valieran nada, que el dolor en sus manos no se asemejaba ni en un mínimo porcentaje. El alambre de púas en la cima del muro hizo correctamente su trabajo, rasgó y despedazó por completo las palmas del castaño, que no le había importado en lo más mínimo el cruzarlas como bestia con tal de llegar a su objetivo. Ahora le daba incluso más asco el verlas bañadas en una mezcla de sangre y tierra; ni siquiera esta última detenía el sangrado, debería arreglárselas así.
No había tiempo que perder.
De un salto flojo se puso de pie, apretando los ojos con fuerza al sentir el horrendo pinchazo en sus rodillas. La aflicción le hizo tambalear un poco antes de poder recomponerse en su mayoría.
El suelo marmolado blanco se encontraba a unos pasos de él, sería muy obvia y notoria su llegada al lugar si va desparramando sudor, sangre y tierra. Era una clara advertencia de que debía ser más rápido que nunca.- Izquierda, derecha, recto, izquierda, escalera, recto... — Murmuraba como recordatorio mientras se acercaba a la línea entre la sucia tierra y el blanco infierno, antes de adentrarse a lo que él llamaría "el mundo de los muertos".
Su ceño se frunció levemente para concentrarse en su determinación, y tan rápido como cayó de aquel muro, desapareció entre pasillos vacíos.
Si bien la iluminación exagerada y los espejos dispersos por las paredes le desconcertaban más de lo que ya lo estaba, con la punta de su dedo índice podía ayudarse para recorrer los interminables pasillos. Usaría su mano completa como guía, pero no quería dejar un enorme rastro rojo para darles su ubicación exacta, por lo que era preferible usar su dedo menos sucio y ensangrentado para encontrar los enlaces de pasillos.
Sus piernas flaqueaban de vez en cuando, debía ser muy cuidadoso para no caer o terminaría apoyando su mano en el suelo, pero tampoco podía recargarse en la blanca pared, por lo que no le quedaba de otra que intentar equilibrarse por el lugar.Visualizó un único ventanal entre todas las puertas que ocupaban el espacio, y agazapado asomó su cabeza para ver a través de su cristal, sin tener la menor idea de que en cada puerta fuera igual. Era una habitación demasiado espaciosa, lumínica, blanca y, lo más raro, vacía.
No lo entendía, se suponía que estaría allí, quizás llorando o durmiendo, pero estaría esperando por él.Nuevamente se reincorporó, observando incrédulo dentro de la habitación. Su mirada se concentró en un punto fijo, el picaporte de la puerta. No lo pensó mucho, sus pies se movieron por sí solos hacia el gélido aluminio. Ya no sentía dolor alguno, sólo desconcierto. Su mano se posó en aquel pomo y, lentamente lo giró para, luego de escuchar un "click", tirar de él.
No sabía si era que su cabeza estaba muy fuera de sí o el lugar era tan silencioso como para poder escuchar tu propia sangre hacer su recorrido en el organismo. Si era sincero, ya estaba perdido, no tenía plan B, ya no tenía la menor idea de dónde buscar, tampoco sabía por qué el lugar estaba tan desolado.
¿Ahora qué haría?
- Kookie...
Su mente se iluminó de manera repentina pero, lastimosamente, su cuerpo se tensó por completo al escuchar la meliflua voz detrás de él.
Creía que un segundo más en aquel silencio iba a volverlo loco, hasta que el suave llamado de su hermanita le salvó de su tormentosa conciencia. Velozmente giró sobre sus talones antes de dirigirle una mirada más emocionada que aliviada.

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Infected. || TaeKook
FanfictionCreía ser una persona fuerte, pero después de aquel instante, caí en cuenta de que el mundo era el depredador; y yo un mísero conejo.