En las dos semanas siguientes había logrado mi cometido, poco a poco me había ganado su confianza. Hablábamos todos los días por mensajes, eso si, todo a espaldas de Justin, no quería que ese cabeza de cerilla estuviese de por medio.
Me encontraba rumbo a su casa, habíamos acordado salir esta noche a un restaurante de sushi que se inauguraba al norte de Miami.
¿Que se supone que harás ahora?
Me fascinaba ver como mi plan de venganza avanzaba, esta misma noche pondría fin a aquel inconveniente que martirizaba mi mente.
Pare en la misma floristería donde vi aquella flor que me recordaba a ella y compre un pequeño ramo, las puse encima de la guantera y retome mi camino hacia su casa.
Al llegar, saque mi teléfono y envié un mensaje.
¿Acabo de llegar? ¿bajas?
07:05 pm
Pulse enviar y espere unos minutos, vi a Lauren caminar hacia mi auto y debía admitir que su belleza era inigualable, abrió la puerta y subió al auto.
—Hola. — dijo tímidamente, lo cual encontré bastante adorable.
Ey, despierta, es Lauren.
—Hola, lista para nuestra cita... que no es cita? — me apresure a aclarar con una sonrisa nerviosa.
—Mas que lista para nuestra cita que no es cita. — dijo entre risas mientras me miraba con aquellos ojos esmeraldas.
—Bien hay que partir antes que se haga tarde... o- casi lo olvido. — cogí las flores que reposaban encima de la guantera y se las ofrecí —Esto es para ti.
—Son bastante lindas, muchas gracias — encendí el auto y lo puse en marcha.
—Recuerdas... cuando te pregunte si una flor podría parecerse a alguien? — dije sin despegar los ojos de la carretera.
—Lo recuerdo.
—Te hablaba precisamente de estas... cuando las vi inmediatamente pensé en ti. — sonreí de costado.
—Gracias... supongo. — dijo tímidamente, me reí en mi interior y me concentre en conducir.
Al cabo de una hora llegamos al fin a nuestro destino, baje del coche y enseguida fui a la puerta del copiloto, le abrí la puerta y le di una sonrisa amistosa, le entregue las llaves de mi auto al valet y en seguida vi como mi auto se alejaba.
—¿Bueno la noche es joven y hay que disfrutarla, entramos?
—Claro que si. — rió tímidamente haciendo que mi estomago diera un vuelco.
(. __.)
—¿Buenas noches señoritas, tienen reserva?
—Si, esta al nombre de Camila Cabello.
por supuesto, pase por aquí. — el recepcionista nos guió hasta nuestra mesa y enseguida nos atendió el mozo de aquel lugar.
—Hola buenas noches bienvenidas al peral, que les podemos ofrecer?
—Si hola, emm podría traernos sushi de nigiri para mi.
—Y a la señorita que le puedo ofrecer? - creo que acabo de tener un deja vu el mesero estaba coqueteando descaradamente con Lauren.
—Podrías traerme un Maki — dijo des preocupadamente.
—Excelente elección — dijo dirigiéndose a Lauren —Y para acompañar? - dijo aquel chico dirijiendose ami