Cuando llegó la mañana siguiente, Aria podía sentie la sensación de palpitaciones en la cabeza e hizo una mueca al sentarse. Para su gran sorpresa, se encontró en el sofá de la sala de estar en lugar en lugar de su propia cama y con el vestido de ayer en lugar de su cómodo pijama. Recordó brevemente haber entrado en la limusina de Jaebeom después del espectáculo con Oscar de la Renta, pero nada después de eso no estaba claro, era como mirar a través de un vidrio esmerilado.
Mientras tomaba un par de pastillas para la resaca y tomaba una ducha muy necesaria, su mente solo estaba preocupada por los eventos de ayer, aunque no estaban claros. Sentir el agua contra su piel se sintió refrescante, pero también trajo la mortificación por lo que sucedió anoche. Si estuviera borracha ayer, ¿podría haber quedado en ridículo frente a Jaebeom? El pensamiento permaneció en su mente y la preocupación la atormentó.
¿Y si dijo algo que no debería haber dicho?
Justo cuando se secaba el pelo, sonó su celular. Al verificar el identificador de llamadas, casi se le cae el teléfono.
Hablando del demonio.
Era Jaebeom.
-¿H-Hola?
-¿Aria?-la voz profunda de Jaebeom retumbó desde el otro lado.
-¿Sí?
-¿Estás libre de venir ahora mismo? Vamos a comer.
Eso la tomó por completo con la guardia baja. ¿Qué?
-¿Perdón?
-Pensé en invitarte a almorzar después de ayer. No tuve la oportunidad de invitarte a cenar.
-¡Oh!-dijo, con los ojos muy abiertos por la sorpresa antes de agregar rápidamente.-está bien. No tienes que hacerlo.
-Insisto.
-Pero-...-
-El coche estará allí en 5.-con eso, la línea se cortó.
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¿Realmente podría rechazar una oferta de Jaebeom?
Mientras se sentaba incómodamente en la gran mesa del comedor, no pudo evitar notar que Jaebeom la estaba mirando. De alguna manera, su escrutinio la hizo sentir increíblemente inquieta y tímida. La mesa estaba despejada sin comida, ni siquiera agua.
¿Qué está pasando?
-¿Vamos a almorzar?
-Sí. Solo estamos esperando.
-¿Esperando qué?-jugó inquieta con sus uñas. No tenía un buen presentimiento sobre esto.
Finalmente, después de lo que parecieron siglos, las puertas dobles se abrieron y entró un rostro familiar con Haseul arrastrándose silenciosamente detrás.
-Esto es mucha pizza. Gracias por la enorme propina, por cierto, realmente lo aprecio.-sonrió Sunoh afablemente mientras llevaba las pizzas calientes en la habitación.
